Holanda 17-9-86
Consejos de Madre
Para influir sobre otras personas debemos saber cuánto control tenemos sobre nosotros mismos, lo cual es muy importante. Por ejemplo, algunas personas no tienen imagen propia y tratan de influir sobre otros, esto es una estupidez, este tipo de gente no puede influir sobre nadie, pues no tienen una imagen de ellos mismos. Por tanto, antes de trabajar el exterior debemos trabajar el interior.
Por ejemplo, una persona que siempre llega tarde a la oficina y que no es puntual, que no tiene sentido del tiempo, nunca será respetada. Por tanto, cuando tenéis que estar a tal hora en tal sitio debéis ser los primeros en llegar, debéis llegar siempre a tiempo. Realmente deberíais valorar siempre el tiempo. Debéis ser conocidos por vuestra puntualidad. Si tenéis que ir a la oficina a las 10 en punto, os las arreglareis para llegar 5 minutos antes, esperareis fuera y cuando sean las 10 en punto entrareis. Esa puntualidad es muy importante y hará que la gente tenga respeto por vosotros. Ellos pensarán: “esta persona es muy correcta y yo siempre llego tarde”. Cuando quedéis con alguien a una determinada hora debéis ser muy puntuales. Es muy importante que mantengáis la puntualidad.
He visto que en occidente la gente se levanta muy tarde, son muy vagos, caminan como si cojearan, y todo lo que les rodea parece indicar que no están interesados en el mundo, como si les hubieran empujado para venir al mundo. Este tipo de personas nunca pueden influenciar a nadie; la gente también ve vuestra imagen, ya que de algún modo la lleváis con vosotros. Por tanto ¿por qué hacer siempre la misma cosa? Cualquier cosa que esta gente haga no puede decirnos nada. Así, ésta es otra causa por la que no podéis influir en los demás, si sois vagos. Por tanto, las personas que deseen influir a otras, deben ser madrugadores, tener hábitos de sueño adecuados, deben levantarse en la mañana, lavarse, afeitarse, peinarse etc. y deben ser lo que llamamos gente elegante.
Mucha gente cree que para ser gente influyente, hay que estar a la moda y todo lo demás. Esto no es verdad. Así pensarán que no tenéis ningún tipo de convicción. Veréis, debéis construir un tipo de imagen de vosotros mismos que tiene este y aquel carácter, como vemos en un drama, un carácter. Una persona habla con el mismo carácter, dialoga con el mismo carácter. Y este estilo debe ser conocido por la gente como vuestro estilo, que es como vosotros sois. Que no depende del exterior.
Es muy importante que cuando habléis a los demás tengáis un estilo adecuado, que cuando caminéis tengáis un estilo propio. Esto debe ser ajustado a vuestro estilo, para que no caminéis de manera lánguida como tirando los pies aquí y allí, sino caminando y sentandoos correctamente. Y dejad que la gente vea que antes que nada tenéis fe en vosotros mismos. Si no tenéis fe en vosotros mismos, quiero decir, que si vuestra conducta muestra que no tenéis fe en vosotros mismos, no podréis influenciar a los demás. Así, vuestra propia seguridad debe mostrarse en todos vuestros comportamientos: caminando, charlando o estando sentados. Debería haber un sentido como de autoconfianza. Pero la autoconfianza viene de una persona cuando ésta se da cuenta de que está completamente segura. Y en Sahaja Yoga sabéis que si vuestro corazón central no está seguro podéis decir interiormente: “Madre está conmigo, Madre está ayudándome, yo estoy con Madre, no tengo nada de que preocuparme”. Entonces vuestro corazón central estará correctamente. Por supuesto que esto no se lo podéis decir a otros, pero si tenéis personalidad podéis embriagar fácilmente a los demás. Pero si sois tímidos no podéis hacerlo. Antes que nada debéis establecer vuestra seguridad interior. Para los sahaja yoguis es muy fácil, sólo tenéis que decir: “yo soy el espíritu, y yo soy el niño escogido por la Adi Shakti misma”. Con esto deberíais tener mucha confianza en vosotros mismos.
Por ejemplo, cuando estáis con la gente, ¿cómo coméis? Algunas personas abren la boca todo el tiempo, comen con toda clase de sonidos. Todo esto es observado por los demás. Cómo coméis, cómo habláis. Normalmente no deberíais tener vuestra boca abierta, así no influiréis a nadie; mantened vuestra boca cerrada, pero sin fruncirla, de una forma natural, que la gente no piense que estáis boquiabiertos, agresivos o enfadados. Debéis tener una expresión normal, para que no piensen que sois agresivos o que estáis atemorizados. Suponed que los demás ven que estáis todo el tiempo con la boca abierta, pensarán que sois idiotas, o si estáis con los labios torcidos pensarán que sois agresivos. Debemos ser conscientes de cómo estamos frente de los demás, de cómo hablamos a los demás. Para influenciar a los demás como ya dije, lo primero de todo es respetar vuestra propia personalidad y entonces respetar la personalidad de los demás con vuestro comportamiento.
Cuando alguien entra debéis hablarle con mucha amabilidad, sabiendo que Dios también está en él. Si hay espíritu en mí, también hay espíritu en él. Así que debéis cuidar que se sienta cómodo y confortable, preguntadle si quiere té, ayudadle a sentirse cómodo. Hacedle sentir que no molesta en absoluto, que no estáis enfadados sino muy contentos de conocerle. Debéis dirigimos con armonía y seguridad. A veces cuando hay alguien tímido puede crear nerviosismo en los demás. Ese nerviosismo es signo de inseguridad. Uno no debe estar nervioso cuando está hablando con alguien, sino que debe hacer que la otra persona tenga confianza y sienta que sois muy amables.
Otra forma de impresionar a los demás es dejándoles hablar, escuchándoles adecuadamente, no hablando vosotros. Escuchadles y una vez que ellos han dicho algo decid: “ Sin duda eso es cierto, estoy de acuerdo con usted pero……”. Entonces podéis empezar. Y no debéis cortarlos con vuestro “¡No, en absoluto!”, sino que al contrario, ved que dicen. Podéis observarme, Yo hago eso muchas veces. Cuando alguien dice algo “¡Oh!, si eso es verdad, pero verá, esto es…..”, así no se contrariará, sino que pensará que también habéis visto el otro lado del asunto, que tenéis un equilibrio, que no tratáis simplemente de lanzar vuestra idea sobre ellos. De alguna forma lo hacéis, pero lo hacéis de tal manera que ellos no se sienten impactados.
En tanto sea posible intentad no decir a nadie que haga algo que hiera a los demás. Por ejemplo, cuando Yo os digo “Haced esto”, “apagad la luz”. Después de todo vosotros sois mis hijos, esta bien, es otro tipo de relación. Pero cuando estáis tratando con otros, por ejemplo, alguien está ahí sentado, si queréis encender la luz, lentamente mientas habláis os levantáis y encendéis la luz. Le preguntáis “¿le molesta que encienda la luz ?”. Cualquier conducta agresiva es la primera impresión.
En Sahaja Yoga es justo a la inversa. Lo primero es la Kundalini, luego hacer esto y aquello. Es justo lo contrario, tenéis que empezar por la base; si queréis impresionarles desde afuera, empezad por lo básico. Lo primero que tenéis que conseguir es que tengan confianza en vosotros. Tienen que confiar en vosotros de tal forma que cualquier cosa que digáis sientan que es verdad, que no estáis diciendo algo falso o en lo que no tenéis fe. La forma en que se lo decís les influencia mucho, así pensarán que todo lo que decís es cierto. Así que todo gira en torno a vuestro estilo y comportamiento.
Ahora el vestido también. Yo he dicho que el vestido es muy importante para influenciar a otros. Suponed que estáis relacionados con alguien por un motivo oficial u otro motivo y queréis influenciarle; por ejemplo puede tratarse de un negocio o algo parecido. Lo mejor es llevar un traje de negocios, no un traje informal. Debéis llevar un traje que sea un traje de negocios, por ejemplo uno azul oscuro con rayas. Uno de tres piezas (que incluya chaleco) elegante, zapatos limpios y elegantes y con el pelo adecuadamente peinado, quizás con un poco de aceite esté bien, que parezcáis un elegante hombre de negocios.
Si tratáis de seguir las modas, veréis que estas cambian: hoy los cabellos se llevan a este lado, mañana al otro, así que lo mejor es tener vuestro estilo de peinado, un peinado adecuado. Si os fijáis, antiguamente hasta los héroes de las películas llevaban el pelo con aceite. Nunca tenían este tipo de pelo que es seco. No me refiero a que esté lleno de aceite, pero si acicalado como ellos decían. Hay muchos productos en el mercado que pueden acicalar vuestro cabello sin aceite. Debe estar bien peinado, que muestre que habéis prestado atención a vuestra apariencia y al peinado que lleváis. Así daréis una imagen de vosotros mismos que es la adecuada para un tipo particular de trabajo.
Por ejemplo, si un cocinero apareciese en traje de baño, ¿qué pensaríais? Sería horrible, un cocinero tiene que vestir como un cocinero. De igual forma, un hombre de negocios tiene que vestir como un hombre de negocios. No podéis ir en vaqueros a la oficina porque si lo hacéis, todo el mundo lo hará. Y todo esto creará relajamiento, el relax está bien fuera de la oficina, fuera de vuestros negocios, pero no cuando estáis en vuestro trabajo; es como tener un salón, un salón es un salón, no es un dormitorio y no debéis mezclarlos. Una vez empezáis a mezclarlos, la cosa no tiene fin, puede sobrepasar cualquier limite. He visto a gente yendo a la oficina vestidos de tal forma que parecía que llevaban trajes de baño. Hay que poner las cosas en su sitio, y lo podéis hacer muy fácilmente diciendo a la gente que no serán capaces de influenciar a nadie hasta que no tengan un comportamiento adecuado, con su debido estilo de corrección y buena conducta.
Hay otra cuestión en el trato con los demás, y es que tenéis que ser sinceros, no digáis mentiras. Si tenéis que decir algo debéis decirlo directamente. Pero no siempre se necesita decir todo. Esto no es mentir. Cualquier cosa que tengáis que decir debéis decirla, esto es, casi todo. Pero no debéis decir una cosa hoy, otra mañana, y pasado mañana otra. Esto crea un hueco en la cabeza de los seres humanos. Inconscientemente piensan: “es un tramposo, está tratando de evitar la cuestión”.
Suponed que os estoy hablando y que de repente empiezo a mirar el reloj. Eso es insultante. Suponed que estáis hablando de algo importante y que de repente Yo cambio el tema, de nuevo os estoy insultando. Porque cualquiera se da cuenta de que estoy intentando evadir el tema, hasta un punto debéis aguantaros, pero cuando toda la conversación es ridícula debéis manifestarlo. Como ayer, Yo dije “Sabéis, nunca he escrito sobre serpientes, si alguien lo ha hecho ¿por qué debo Yo explicarlo? Nunca la he llamado energía de serpiente porque eso confunde a la gente. Pero si alguien la ha llamado energía de serpiente, no importa. ¿qué podéis hacer al respecto? Cuando decís esto, se llega a una conclusión ridícula y la persona ni se inmuta. Así que no debéis de cambiar repentinamente el tema, pues pensarán que estáis intentando evadirlo, que no sabéis como tratarlo. Esto es lo que la gente hace a veces. Ellos dicen “de acuerdo hablemos sobre esto”. No podéis hacer esto, puede crear un gran problema.
Otra cosa es que mientras habláis con los demás no debéis hablar de vosotros mismos “Yo soy así yo soy asá”. A nadie le gusta eso. Es estúpido hablar sobre vosotros mismos. “Tengo esto, tengo aquello” Nada, vosotros simplemente debéis preguntar “¿qué hacéis? ¿cuál es vuestra profesión? ¿cómo estas?” todo este tipo de preguntas”. Después tenéis que hablar, comentar sobre vuestra organización no debéis decir nunca “YO” sino que debéis decir siempre “NOSOTROS”, referiros a vuestra organización y no a vosotros mismos “Yo no haría tal cosa, yo la odio, yo creo en ello” Esto es absurdo. “Lo que nosotros tenemos que hacer, en lo que nosotros creemos, pensamos de esta forma sobre eso; y cuál es tu opinión, tenemos esta clase de cosas”. 0 cualquier cosa que queráis decir sobre vuestra organización, o vuestro producto o lo que sea. Tenéis que decirles. “Ahora, vea lo que tenemos disponible, ahora está aquí, hemos comprobado que hace mucho bien, funciona de esta forma y tenemos muy buenos resultados. Usted puede ver estas referencias, las tenemos aquí, si lo desea puede intentarlo y verlo por usted mismo.
La cantidad de servicio que dais a una persona es muy apreciada por ella. No es cosa de ego, sino ser una persona muy agradable. Por ejemplo, a la gente le gusta mucho viajar con Air India. Intentad entender por qué. La razón es que en estos días tratan de examinarte demasiado, por los atentados y por más cosas; así han tenido que subir los precios de los viajes por los costes de chequear a la gente. La razón por la que la gente viaja con Air India es que sus azafatas son muy sencillas. Se preocupan y cuidan muy bien de la gente. Ellas no son vulgares, no son mujeres vulgares. Cuando sirven a la gente ponen mucho cuidado en ello y la comida es abundante, se puede comer tanto como se desee. Os dan cinco o seis veces de comer, lo que queráis, y os sentís muy a gusto por tener todo esto. Presionáis el botón y enseguida se presentan para atenderos.
Lo que estoy diciendo es que cuando tenéis que vender algo estáis en el otro lado, no tenéis que ser servidos sino que tenéis que servir. Cuando os dais cuenta de que tenéis que servir a otros, vuestra actitud cambia. Tenéis que servir a otros y es solamente mediante vuestros servicios que las cosas van a funcionar, os diré cómo.
Especialmente con los ingleses es un gran problema. Es por ello por lo que están perdiendo tanto. Son extremadamente arrogantes. Si veis a un inglés y le preguntáis “¿puedo ver los productos que tiene?” “me gustaría ver los productos que tienen” responderá “Ahora mismo no tenemos las cosas preparadas para ofrecerle nada, pero si nos deja su dirección se lo enviaremos” eso es todo, esa persona no está preocupada.
Tenéis que estar todo el tiempo adecuadamente equipados para lograrlo. En un grupo, en una organización. Ahora suponed que tenéis varios productos, entonces debéis conocer todo acerca de ellos. Los prospectos deben estar a mano, listos para cuando se les necesite. Deben ser cuidados y estar bien guardados. Si viene alguien con quien podéis hacer algún negocio diréis: “aquí están, vea por sí mismo” y les explicáis: “esto es así y podemos darle tal o cual concesión”. Todas estas cosas van a captar la mente del cliente. El mercado capta más a los clientes por la forma en que es expuesto el producto que por el producto mismo.
La forma en que vendéis el producto es muy importante. Los folletos bien presentados, hechos por gente adecuada, revisados por vosotros. Gastar un poco de dinero en ello no importa. Lo que se gaste es una inversión en el producto. Es parte del producto. Si creéis que poniendo el producto directamente en el mercado va a vender, funcionará. La imagen que dais es, en los tiempos modernos, parte del producto hecho o vendido, es parte del producto.
Para influenciar a la gente no tenéis que hacer demasiada propaganda sino que tenéis que tratar más con los clientes. Os recalco esto porque cuando voy a comprar algo siempre recuerdo quien es la persona que me atendió y la experiencia que previamente he tenido. Pienso que siempre iría con una persona que fuera amable conmigo, que no me gritase, que se comportase correctamente. Su comportamiento es agradable y no trata de tomarme el pelo sino que por el contrario trata de darme toda la información y todo lo necesario. Es sin duda aceptable.
Como cuando fui al Lloyds Bank. Era una compañía en la que quería poner algún dinero, es una cosa importante poner vuestro dinero en algún banco. Deben de entender que sois clientes. Pues bien ellos pusieron a una chica joven allí, después de todo las personas que contactan con los demás deben ser personas con personalidad, así que esta chica estaba allí. Tan pronto como entré me preguntó “¿quien es usted?” y Yo le respondí, Yo soy ….” “nosotros no podemos ayudarle, usted tiene que tener esto y esto y lo siento pero nosotros no podemos hacerlo”. Entonces dije “muy bien” con consideración “muy bien” y le di el nombre del alto comisionado de la India y todas esas cosas. Quiero decir que ella debía haber entendido y no haber dicho todas esas cosas. La cuestión es que ella no se dio cuenta de que Yo había llegado en un coche lujoso, un mercedes, con chofer, y que llevaba un sari muy caro. Mi apariencia era bastante respetable, ella debería haber entendido que debía comportarse conmigo de forma diferente de como lo haría con un trabajador normal. Aquí tenía a un verdadero cliente. Pero ella dijo: “necesito su identificación y tengo que hacer esto y ¡no no no no!” Me quedé tan harta que fui a otro banco, al NatWest. Tenía una cuenta en un banco alejado y necesitaba una cuenta cerca de mi casa. Cuando entré en este banco se dieron cuenta de que era una mujer inteligente, se dieron cuenta de que era un buen cliente. Pudieron ver que llevaba diamantes, etc.. Vieron por mi personalidad que había entrado un buen cliente. Inmediatamente me dijeron: “Por favor entremos en la sala V.I.P.S.” Yo no dije nada. Me condujeron hacia la sala. La mujer que me atendía hablaba muy amablemente; me pregunto: “¿me permite un minuto?” Entró y le dijo a alguien que preguntara acerca de Mí. Veréis, estas indagaciones no deben ser realizadas delante del cliente; se puede verificar la personalidad del cliente secretamente de forma que no se sienta mal o que vea algo erróneo. El cliente no debe saber que estáis haciendo averiguaciones sobre él. De ninguna manera debéis mostrar que sabéis acerca de él.
Este tipo de discreción ayuda mucho, porque no os volvéis arrogantes, no os volvéis bruscos, ni habláis bruscamente cuando os dirigís a otros. Tenéis que cuidar de ellos, hacerles sentir confortables, diciendo lo necesario, escuchando en lo que os tengan que decir, dándoles importancia. Entonces estas personas confiarán en vosotros.
En una organización, si tenéis que llevar cualquier administración, vuestra personalidad tiene que ser muy sensible. Segundo: tenéis que cumplir lo que decís. Imaginad que os digo que no debéis coger el dinero de nadie y por otro lado intento arrebataros el vuestro, pensad…¿qué haríais? No tendríais fe en Mí ¿no es cierto?
Por ejemplo, cuando dais el dinero de los Pujas, lo guardo en una caja y lo utilizo para compraros plata y demás cosas para vosotros, Yo no lo necesito, no cabe duda. Lo habéis dado en el Puja, se supone que es mío, y Yo he dicho de acuerdo, para guardar el protocolo de acuerdo; luego os digo que utilicéis estos utensilio de plata que compro, que por otro lado me pertenecen, pero no importa, podéis usarlos. Realmente es como una broma, pero todos saben que Madre es muy sincera, muy sincera. Vosotros tenéis que ser sinceros con la gente, deben entender que no empleáis trucos con ellos o que no les pasáis la mano por la espalda con malas intenciones. Alguna gente lo hace, a espaldas de la gente intentan algún truco malicioso. Esas personas no son nunca bien recibidas, nadie las respeta.
Debéis tratar con la gente directa y sinceramente. Si alguien no es correcto debéis comentarle de una forma dulce cuál es el problema: “Estamos viendo este problema, ¿cuál crees que es la solución?”. De esta forma no se siente mal. Pero si decís: “a ellos no les caes bien” no le gustará. Imaginad que os lo digo Yo, Yo siempre lo hago de una manera dulce y amable que es fácil de entender y asimilar. Es muy importante que tengáis un estilo que la gente entienda y una forma adecuada de comportamiento.
Realmente sin querer influenciar en los demás, los influenciáis. El arte está en esconder el arte. Este arte no debe ser expuesto deliberadamente. También cuando alguien os habla, incluso si no entendéis, debéis mostrar que estáis entendiendo y escuchando. Aunque pueda parecer absurdo.
Cuando tengáis que tratar con tres, cinco o diez personas, siempre deberíais intentar crear un buen sentimiento entre ellos. Por ejemplo, ahora quiero que os caséis, entonces os hablaré sobre ella, cómo es, os contaré todo de forma que no os moleste ni les moleste, pero que os prepare. Más tarde puede que escuchéis que alguien dijo tal y cual cosa sobre ella que Madre no os dijo. Así, con mucha amabilidad, os diré: “Mira, ella tiene estas pequeñas cosas pero está bien, ella es muy amable y puede solucionar estos problemas y depende de cómo vosotros os desenvolváis”. Así os sentiréis informados, con conocimiento de la otra persona y también responsables de ella, que ahora es vuestra responsabilidad.
Os daré un ejemplo de Rajesh. Rajesh es muy dulce y no necesita nada. Quiero decir que como es tan rico ¿qué podemos darle?. Una vez íbamos en taxi, Rajesh tenía un cuchillo suizo y se lo dejó al taxista para que pelara unas frutas. Entonces el cuchillo desapareció y él se enfadó mucho, no podía soportar que el conductor le engañara. Le llevó a la policía, pero no pudo conseguir el cuchillo. El conductor lo había hecho de tal forma que no se sabía como. Él estaba muy enfadado con el taxista, cuando vi esto dije “de acuerdo, no pasa nada”. La siguiente vez que fui a India, llevé un cuchillo muy bueno para él. Cuando lo vio se quedo boquiabierto y dijo “Madre ¿cómo es que te acordabas?’ y le dije “estabas tan molesto en ese momento” y me respondió “no era por el cuchillo sino por la forma en que ese tipo me engañó”. Pero toda la cosa quedó neutralizada, entendéis. Así, si observáis a una persona, pequeñas, pequeñas cosas pueden crear una relación muy dulce.
Como cuando os hablé de Gregoire. Una vez fuimos a una tienda para buscar unos saris para Mí. Estaba comprando unos saris y pensé: “creo que ya he comprado más que suficientes”. Había un sari que me gustaba bastante, pero no lo compré, pues pensé que era mucho dinero: “no debo malgastar tanto dinero, no estaría bien, así que lo dejaré”. Al día siguiente Gregoire compró el sari y me lo trajo de regalo. Realmente ese sari me parecía un tesoro, aún me acuerdo.
Como veis, cualquier pequeño incidente puede ser aprovechado para hacer una cosa muy valiosa, podríamos decir como un puja, como una cosa muy valiosa. Así todas estas pequeñas cosas hacen la diferencia en el lugar donde trabajáis. Pequeñas, pequeñas cosas. También los demás deben sentir que sois responsables de ellos, esto es muy importante.
Una vez, en la oficina de mi marido, un chico se fue a trabajar a otra empresa a pesar de que le habían dicho que no lo hiciera, pero se fue con los otros porque le daban más dinero. Y una vez estuvo allí se dio cuenta de que era una empresa horrible. No había nada bueno excepto el dinero. Él estaba muy descontento allí y quería volver con mi marido. Cuando vino, mi esposo estaba muy enojado: “te dije que no fueras con ellos ¿por qué fuiste? ¿Qué necesidad tenías de hacer eso? Ahora no puedo volverte a contratar”. Entonces el chico vino a Mí, no sé como se le ocurrió, pero vino a Mí. Me dijo lo que había ocurrido y que quería volver a la corporación de navegación. Me comentó: “He cometido algunos errores, creo que he cometido un gran error y de alguna forma el señor Shrivastaba esta molesto conmigo y no quiere volver a cogerme”. Así que cuando el Sr. Shrivastaba vino a casa, le dije que el chico había venido a verme. “¡ah! ha venido a verte como si tu fueras mi jefe”. Se puso muy enfadado y entonces le dije: “él quiere unirse a tu corporación, y debes tenerlo en cuenta”. Él dijo “¿por qué vino a ti?”. Respondí: “creo que pensó que quizás Yo sé perdonar mejor que tú”. Eso le puso bien y dijo: “¿Qué quieres decir? Yo también sé perdonar”, “entonces perdónalo”.
Estos son los trucos, veis, a Mí me salen espontáneamente, pero vosotros podéis hacerlos vuestros, no es difícil impresionar a otros. Esas pequeñas cosas crean la diferencia. Cuando están enfermos debéis cuidar de ellos. Mirad si sus hijos están enfermos, si lo están sus esposas. Debéis estar con ellos, identificados con ellos. En una organización debéis tratarlos como una familia, verdaderamente como una familia. ¿Qué le ocurre a ella? ¿Esta ella bien? ¿Necesitas alguna ayuda?. Estas y esas cosas. Enviadle algunas veces flores cuando el marido está enfermo, o lo está la esposa, o preguntad por los niños. Todas estas cosas significan mucho.
Normalmente los jefes de una empresa por el día de Navidad mandan simplemente una postal. Vosotros podéis tener en vuestra organización un sistema adecuado de cartas en las que firméis personalmente y pongáis al menos unas letras “espero que su mujer esté bien” “espero que sus niños estén bien” si conocéis a la esposa “mis recuerdos a su esposa”. No hay necesidad de cosas zalameras, sino de hacerlos sentir que son queridos y apreciados por la organización. Y que son importantes, esta es la cosa.
Cuando cambiáis a una persona de puesto, por ejemplo, si quiero que Cristina sea la líder de América y Gregoire esté allí, para que no interfiera con ella le digo: “Gregoire, mira, Cristina está allí y ella trata a la gente mejor, ella les conoce y la gente la quiere y la respeta. De repente tu llegas allí de nuevas, como su esposo. Tu eres uno de los líderes mundiales y no tendrías nada que ver con las cosas locales”. Así él lo entendió, pero si le hubiera dicho “¡No digas nada y manténte quieto!” No hubiera funcionado. Él lo sabe muy bien, él es uno de los líderes mundiales. También tuvimos a Warren. Alguno de vosotros habéis surgido como tales. A cualquier parte del mundo podéis ir y hacer lo que queráis. Rajesh es otro de los que están surgiendo.
Hasta que no hagáis los arreglos adecuados no debéis cambiar a una persona de repente. Debéis intentar ver si esta persona que cambiáis repentinamente esta bien. Debéis daros cuenta si realmente queréis cambiar a una persona o no, si no estáis seguros mejor mantenerla en su puesto. El tiempo es quien mostrará cómo tienen que suceder las cosas, permitid que pase un poco de tiempo, hacerle una pequeña insinuación. La gente se queja “¿qué hacer? Me gustaría que me ayudaras”. Así pensará que le daréis suficiente tiempo para mejorar. Pero si no le dais ningún tiempo y simplemente le decís “¡váyase ya!” ganareis un enemigo. Por el contrario deberíais decir: Lo siento, pero esta gente lo está haciendo de tal forma que están intentando crearnos y crearme problemas todo el tiempo, no sé que les ocurre, pero por favor ten cuidado y etc., etc.” Y las cosas funcionarán. La gente os tomará en serio y pensarán que sois responsables de vosotros mismos, y que ponéis vuestra responsabilidad en ellos. Así es como la cosa debe funcionar.
Hay una tienda en Lucknow que hace unos dulces muy buenos, es muy famosa por sus dulces. Ahora el padre se ha ido pero el hijo sigue allí. Con una gran barriga allí está sentado. Y todo el mundo va allí a su tienda, y eso que no se puede aparcar el coche cerca sino que hay que caminar un buen rato. Me di cuenta de que su truco es el siguiente: Se hace el pedido y la persona se sienta a esperarlo. Él dice al encargado: “¿qué haces? ¿por qué no le das ya su pedido? Ella ha estado aquí sentada durante tanto tiempo. “Mira esta gente, continuará quitándole tiempo a uno, espero que no tenga que irse ya mismo en avión”. Yo dije “No, no, estoy bien”. ¿Veis? disculpándose todo el tiempo. Entonces dice: “¿por qué no prueba estos dulces que los he hecho especialmente?, pruébelos”. Así comía algo y decía: “Deme de estos otros también”. Luego continua dándose tiempo; después dice: “Mire esta gente, que desastrosos son, no saben cómo acabar el trabajo, ¡eh! ¿que haces ahí? ¿por qué no le das los dulces a la señora?, ella tiene que irse, ¿por qué te lleva tanto tiempo? Lo siento, ahora se lo traen”. De esta forma tomáis otra cosa, entonces decía “de acuerdo” coméis esto y de paso os habéis gastado todo vuestro dinero y habéis comprado todos los dulces de la tienda. Y ese es el truco que él hace. Después de un tiempo lo descubrís y decís: “conozco todos estos trucos, ahora podría darme por favor lo que le he pedido”, entonces te lo da.
Lo que estoy diciendo es que se entabla una relación de dulzura cuando él vende sus cosas con dulzura. Por el contrario si dijera: “Este es mi producto, si lo quiere lo toma y si no lo deja”. “Muy bien, lo dejo”.
Toda la actitud de la venta está ahora volviendo atrás a una relación adecuada entre el vendedor y el comprador. Es la relación lo que funciona, no el producto. Dejad que el producto se vaya al infierno, nadie se preocupará de ello. Por supuesto que si hay cinco productos A, B, C, D y E donde todos son más o menos iguales, entonces la gente irá allí donde encuentre mayor sensibilidad, donde se trate a la gente con cortesía, se les respete y se entreguen las cosas a su debido tiempo.
Por supuesto tenéis que entender qué es lo bueno de vuestra competencia. Qué tienen, qué hacen, qué venden, debéis investigarlo. Y por qué le gusta a la gente. En la mayoría de los casos, lo que funciona es la relación con el cliente.
Pero antes que nada, en vuestra oficina, vuestra relación debe ser adecuada, debéis tener una personalidad adecuada. Las personas que visten a la moda no pueden ser buenos administradores, porque veréis que ellos se pierden un poco y le gente se aprovecha de estas personas. Pero vosotros debéis ser impermeables, en el sentido de llevar trajes ofíciales, la gente es respetuosa cuando los ve.
De igual forma esta nueva idea que la gente tiene de que en la oficina todos se traten igual: así el chofer llama al jefe “Tom ¿cómo estás?” Sin respeto, empieza así. O si el jefe toma una aspirina o algo, como en India que toman eso que llaman tabaco, que comen; si un empleado se acerca el jefe y le dice: “¿tienes un poco de tabaco?” “Sí, sí” entonces toda la relación se acaba.
Sí estáis tomando bebidas o medicinas (drogas ?), o lo que sea, que sea un hábito o vicio, tenéis que cortarlo. Incluso si no podéis, no debéis hacer que vuestros subordinados lo soporten. A nadie le gusta que hagan bromas o chistes a su costa, la buena imagen debe ser ganada con una imagen de simpatía, y no volviéndose como los subordinados.
Os comentaré otro incidente: en la oficina de Mr. C.P. había una chica que venía en vaqueros y Mr. C.P. la llamó y le dijo: “Señorita, no puedo permitirle esto, usted puede llevar cualquier traje o pantalón pero no estos vaqueros”. Ella respondió: “En estos días es lo normal”. Y él dijo: “lo es, usted los puede llevar en la calle, los puede llevar en su casa, o donde quiera pero no en la oficina”. Ella dijo: “No puedo aceptarlo” y él le respondió: “De acuerdo puede usted firmar su carta de despido, yo así no la quiero”. Y ella empezó a llevar trajes adecuados. Porque eso realmente hace la diferencia, siempre un traje hace la diferencia para un trato adecuado, absolutamente.
Ayer no tenía un sari blanco. Nunca me ponen un sari blanco para mi programa. Pero Yo llevaba este, blanco con el borde rojo, crea una diferencia. Si hubiera llevado otro sari no hubiera pasado. Suponed que voy a veros, el sari que lleve creará una impresión en vosotros “¡Oh! Madre llevaba este sari cuando vino a vernos. Es como vuestra luz. Vuestra vestimenta es como vuestra luz. Lo que llevéis dentro sale afuera así. Y todos estos compromisos que la gente tiene hoy en día están destruyendo la administración. Debéis cuidar y guardar vuestra posición.
He visto que ahora en las oficinas la gente es respondona. Vuestra propia gente es respondona. Si veis una firma japonesa, una persona habla y nadie más. Todos están sentados, guardando silencio. Cuando esta persona les hace una pregunta, entonces hablan, sino están callados. Existe como una clase de elegancia entre ellos. El truco es este, antes de ir a un programa él llamará a sus cinco personas: esto es lo que hay que hacer y vosotros tenéis que decir esto y tenéis que decir aquello, ya está decidido. Cuando están reunidos con los otros no tienen libertad para decir lo que quieran, toda la libertad la tuvieron antes de esta reunión.
Nosotros hacemos lo mismo con nuestros niños. Cuando los hindúes van a otra casa primero les dicen a los niños: “cuando lleguéis allí, no tenéis que pedir nada. No debéis tocar nada ni comer demasiado, incluso si tenéis que comer, comed muy poco, y antes de iros decid “gracias”. Cuando lleguéis debéis decir “Namascar”…” Todas estas cosas son comentadas en la casa primero, “si no, la próxima vez no te llevamos”.
De esta forma lo que ocurre es que ellos están avisados. Realmente saben lo que tienen que hacer. Suponed que cogéis a cinco personas que vienen juntas para una reunión, os sentáis y de repente ellos empiezan a discutir entre ellos aún siendo de la misma organización. Los sahaja yoguis al comienzo solían hacer eso. Ellos me discutían en presencia de terceros y esto creaba problemas. Así que tuve que decirles que no me discutieran en presencia de otros, que si querían decirme algo que me lo dijeran antes.
Entre ellos, para crear un buen sentimiento, no tiene sentido los celos. Los celos es algo frecuente, si los encontráis en vuestra gente, tenéis que decirles: “cada uno tiene su propio trabajo, las cosas tienen que hacerse y tienen que hacerse bien, estamos todos juntos y somos uno. No tiene sentido que esta mano tenga celos de esta otra, pero vosotros estáis en vuestra mano derecha y estáis en vuestra mano izquierda así que haced el trabajo de la mano derecha y haced el trabajo de la mano izquierda. Y la cosa total funcionará. Toda la organización tiene que sobresalir, si la organización prospera, todos prosperamos”. Así intentad construir entre ellos un sentido de conjunto en cuanto a la organización se refiere. Si la organización obtiene mayores beneficios todos tendremos mejores rentas.
Esta es la forma, en principio entiendo vuestra Kundalini muy bien, sabiendo innatamente cómo tratar las cosas, innatamente. Algunas veces tenéis que decir algo sobre alguien. Yo podría decir a alguien respecto a ti: “cuida de él y haz esto”. Quizás esta persona sea descuidada y diga: “Madre dijo esto”. Entonces tendré que avisarle “habla por ti”. De otra forma no tendría efecto, si tengo que decirle algo puedo decírselo directamente. ¿Por qué te lo estoy diciendo? Pero todas estas cosas tienen que decirse claramente antes de que él hable. Porque una vez lo haga qué sentido tiene. Si viene a vosotros a pediros explicaciones, debéis estar preparados para decirle: “¿por qué se lo dijiste y no se lo dije yo directamente?” Así la otra persona que ha intentado ser estúpido es puesta en su sitio. Y vuestra relación permanece inalterable. Hay que mantener las relaciones por vuestra propia dignidad, por vuestro sentido del respeto hacia vosotros mismos y hacia otros. Debéis tratar a los demás como os tratáis a vosotros mismos. Pero si no os respetáis a vosotros mismos ¿cómo vais a respetar a los demás?
Personalmente, pienso que este negocio de la moda es cosa de mendigos. Es mendicidad. Es el mendigo el que crea la moda en democracia. En los países democráticos he encontrado que son del lado izquierdo. Y cuando crean una moda ¿qué ocurre? Hay diez mendigos que no tienen nada pero empiezan a llevar la ropa así y asá y hasta las personas ricas la llevarán. Así, de la misma forma, diez tontos, idiotas, ellos se comportan así; incluso un hombre inteligente se da cuenta de que hay algo extraño en ellos. En democracia tenéis que ser como el resto y entonces empezáis a comportaros como un idiota, sí es verdad.
He visto a gente mayor contando bromas feas; y la razón es que cuando vienen a Inglaterra ven a la gente haciendo casas así y entonces piensan: “¿soy yo diferente ó soy como ellos? Entonces hacen estas bromas. No tenéis que agacharos sino elevaros, para atraer. Esta es la diferencia. Rebajaros hasta su nivel o elevaros. Pero cuando os eleváis más alto no debéis decir que os eleváis más alto, creando celos, pues pensarán que solo pensáis en vosotros mismos. Pero de una forma muy elegante debéis mostrar que estáis más altos, entonces es como os seguirán, no de otra forma. Si estáis por debajo de ellos o a su nivel ¿cómo van a seguiros? Mucha gente hace eso, es una cosa tan común en Occidente. Todos han perdido el sentido.
Pero en otros países, como en cualquier país fascista o comunista donde son del lado derecho, lo que hacen es construir sus propias imágenes. He visto lo mismo en Japón. Tienen su propia imagen. El líder es un líder, no podéis hablarle. Si tenéis que haberle tendréis que hacerlo de cierta manera; hay un sistema impuesto, y no podéis comportaros de otra forma. Pero el líder mismo tiene una proyección de esto y así trata a todos como un padre.
Pero aquí el padre se comporta como un niño. El niño viene y dice: “quiero algo de beber” Y el padre coge el whisky y se lo da a su hijo. Se acabó, esa relación está acabada. Deben saber y ser conscientes. Esta es una parte que tenéis que saber. Tenéis que ser muy amistosos, tenéis que ser muy amables. Tenéis que ser de todo. Pero tenéis que saber que ante todo sois padres, de otra forma los niños no os respetarán.
De la misma forma pasa en cualquier organización. Tenéis que guardar las distancias. A Mí no me gusta en absoluto que la gente me llame simplemente por mi nombre (que me tuteen), así en la oficina llamo a todos Sr. …. incluso al chofer del Sr. C.P. lo llamo señor, así no me llaman por mi nombre.