Puja en Adelaida.

Adelaide (Australia)

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Puja en Adelaida. Australia. 4 de marzo de 1983.

Es muy agradable llegar aquí y estar entre vosotros; lamento lo que ha sucedido antes de que yo llegara. Pero como ya os dije, la Naturaleza también puede despertar con la presencia de una personalidad Divina, y una vez que despierta empieza a comportarse del mismo modo que lo haría un alma realizada. Por ejemplo, podría enfadarse con la gente que no es religiosa, con la gente que no quiere saber de Dios, con la gente que hace cosas malas en la vida, con aquellos que no son normales -en el sentido de que no quieren ser parte del Todo- que son solitarios y gente de este tipo.

Y una vez que llega a ese nivel, entonces, empieza a actuar por sí misma. Como sabéis, según Sahaja Yoga, todos los elementos tienen una deidad tras ellos. Por ejemplo, el fuego tiene una deidad llamada Agni Devata. En su forma pura, Agni Devata es aquel que en realidad nos purifica. Purifica todo, por ejemplo, podría purificar el oro. Si ponéis oro en el fuego este no arde, al contrario, se vuelve más brillante y mejor. Pero si hay algo que no es de este valor se quemará.

De modo que todas las cosas inflamables, generalmente son cosas de baja calidad que han de ser quemadas. Pero, sorprendentemente, cuando estas cosas de menor calidad son “iluminadas” o digamos, por ejemplo, cuando prendéis fuego a la madera esta misma madera es la base del fuego, es inflamable. Y las llamas que salen de este fuego, una vez que están iluminadas, saben qué es verdad y qué es falso. Reaccionan de un modo, como si supiesen el trabajo que hay que hacer. La diferencia, entre un sahaja yogui y el fuego que está en plena combustión, es que este no piensa en lo que tiene que hacer. Simplemente acaba con todo aquello que tiene que acabar. Y a través de un método de frecuencias, sabe en qué dirección ir y qué quemar. De este modo quema todo aquello que tiene que quemar.

Y es algo desafortunado que la gente sienta que el fuego no tiene compasión y que debería tenerla, como para perdonar a algunas personas. El problema que debemos entender es que tenemos muchas cosas en nuestro interior. Tenemos fuego, tenemos agua, tenemos tierra, todos los elementos están en nuestro interior. Pero en el fuego solo está el elemento fuego dentro de él, nada más. De modo que actúa de acuerdo a su propia cualidad. Y la cualidad del fuego cuando está iluminado es que separa lo verdadero de lo falso; se comporta así pero permanece como fuego. No se puede transformar en compasión. Aunque en cierto modo, si observáis, cuando empezáis a elegir entre una persona equivocada y una persona correcta, de un modo sutil esto es compasión, porque se trata de la verdad y la Verdad es Amor. Así pues, cualquier cosa que hace es para manifestar el Amor de Dios. Y cuando manifiesta el Amor de Dios, deberíais saber que aunque es fuego, actúa del mismo modo que lo haría un ser humano. Porque tiene discernimiento. Sabe qué quemar y qué no quemar.

Debo contaros que un día estábamos limpiando la entrada con lámparas. Linda, por error, acercó la lámpara mucho a mi cuerpo; y la llama de la lámpara que era muy fuerte me rodeó, pero sin tocarme. Ella estaba sorprendida, dijo: “¡Madre, te estás quemando!” Yo dije: “¡No te preocupes!” La llama me rodeó y desapareció. Y es que el fuego no quema a una persona que es pura, no la quema.

El ejemplo de esto es Sitaji. Cuando Sitaji fue rescatada por Rama, del lugar donde vivía Ravana, todo el mundo dijo: “Ella ha vivido con un rakshasha y debemos comprobar si es culpable o no”. Entonces Rama dijo: “Muy bien”. Él preparó el fuego. Ella misma dijo: “Haced un fuego, una gran pira de fuego”, y se sentó sobre ella. Cuando el fuego empezó a arder no pudo quemarla. Ella no pudo ser quemada y todo el fuego remitió.

En aquel momento Agni Devata sabía qué era correcto y qué incorrecto. Quién es santo y quién no lo es. Pero los seres humanos necesitan mucho tiempo para reconocer y entender esto, incluso en Sahaja Yoga, porque la sensibilidad aún tiene que desarrollarse mucho más. ¿Y cómo es que el agua o el fuego (Agni) o cualquiera de estos elementos se vuelve más sensible que los seres humanos? Porque hacen las cosas de un modo tan obediente, como si conociesen su trabajo. Y además son muy rápidos y eficientes.

La razón es que están bajo el completo control del Divino. Están bajo el control de los Poderes de Dios. Completamente, al cien por cien. Una vez que están iluminados, hacen todo aquello que Dios quiere.

Pero los seres humanos aún están dudando entre su propia conciencia humana, la conciencia divina y su unidad con Dios. De modo que la sensibilidad en la persona crece muy, muy despacio. Esto está bien, no importa, pero mientras crece a veces se mueve dos pasos hacia delante y cinco hacia atrás. Y después de dos años, uno encuentra a un caballero en el mismo lugar donde empezó. Es bastante decepcionante que, a pesar de Sahaja Yoga, suceda esto.

Pero esta es la cuestión, que el ser humano puede pensar, puede decidir y finalmente tiene libertad para abandonar esta sensibilidad en cualquier momento. Así que, debéis tener una completa obediencia al Divino. Pero, a veces, no podéis entender cómo ser de este modo porque no habéis sido educados así. No sabemos cómo hacerlo, es muy difícil.

Mucha gente dice: “Madre es muy difícil rendirse”. No es que no quieran entregarse, pero piensan y dicen: “Todavía no estamos preparados. Madre dice algo y nosotros empezamos a cuestionarla. Madre dice esto y entonces pensamos que deberíamos sugerirle otra alternativa, etc.” Pero no hay alternativa. Para una persona sensata no hay alternativa. Sabe que el Divino solo está pensando en vuestro “hita”, en vuestro bienestar y que todo lo hace sabiendo mucho, mucho más que vosotros. Y en tantas dimensiones, que si dice: “¡Hacedlo de este modo!”, lo mejor es hacerlo así. Esto a veces conmociona a la gente. La gente tiene sus propias ideas acerca de tener lástima por otros, de ser amable y compasivo con los demás. Pero la compasión humana no actúa, solo se refleja en palabras. Mientras que la Compasión de Dios funciona, actúa. Actúa en vosotros. No dice: ¡Oh, soy muy compasivo, estoy lleno de compasión! Nada de eso, simplemente actúa y se manifiesta a Sí misma. De modo que uno ha de entender que, para llegar a ser una personalidad sin ego, debería intentar obedecer al Ser interior.

¿Cómo obedecéis a vuestro Ser interior? A través de la conciencia vibratoria. Intentad obedecer a través de vuestra conciencia vibratoria. Ante cualquier pregunta que queráis hacer o cualquier cosa que queráis hacer, debéis obedecer a través de vuestra conciencia vibratoria. Ahora bien, algunas personas no tienen esa sensibilidad, es verdad. La razón de que no tengan esa sensibilidad es porque piensan acerca de ello. Vosotros pensáis con vuestro cerebro, muy bien; pero si vuestro cerebro puede ser iluminado, entonces, pensaréis como lo hace el Divino y vuestra sensibilidad mejorará. Porque la sensibilidad viene del sistema nervioso central. Ahora bien, si en el sistema nervioso central hay algún bloqueo este estará en realidad en el cerebro, porque todos los centros están representados en el cerebro.

Por tanto, lo mejor es decir: ¡Madre, ven a mi cerebro! ¡Por favor, reside en mi cerebro! ¡Por favor, establece tu presencia en este cerebro! ¡Controla Tú este cerebro! ¡Permite que este cerebro sea guiado por tu Sabiduría divina”. Y vosotros, ¡no penséis! Las palabras “yo pienso” deberían desaparecer por completo de Sahaja Yoga. “Yo pienso” significa que aún seguimos con nuestras raras costumbres.

Como en cierta ocasión en que salimos y teníamos a un familiar muy estúpido con nosotros, a una chica. Yo iba a salir y ese día no teníamos servicio (cocinera). Yo solía cocinar, pero como ese día íbamos a salir, le dije a ella: “Voy a salir por la mañana, ¿puedes cocinar un poco de kedgeri para nosotros? Lo comeremos a la vuelta”. Esto era lo único que había cocinado en toda su vida y quizá ni siquiera sabía hacer eso. Cuando volvimos me dijo que no había cocinado. Yo le dije: ¿Por qué? ¿Por qué no has cocinado, cuando se suponía que íbamos a comer aquí? Ella dijo: “Pensé que quizá no vendríais. Quizá no tendríais hambre, quizá no querríais comer. Quizá no me saldría bien”. Ya veis, cuatro alternativas para no cocinar. Yo le dije: ¿Por qué no pensaste “quizá tendrán hambre, quizá no habrán comido”? ¿Por qué no pensaste de este modo?

Pero, este “yo pensé” es una justificación que damos debido a que no tenemos una guía del Divino en el cerebro. Entonces, la guía viene del ego y del superego. Decimos: “Pensé que podría ocurrir esto”. Pero, ¿cómo?, ¿por qué? ¿Por qué pensaste de ese modo y no de otro? ¿Por qué no pensaste lo contrario?

Pero así es cómo es y cuando esto sucede (pues realmente tenemos la costumbre de justificarnos y de dar alternativas), esto se vuelve un hábito del cerebro; entonces el cerebro se separa del Divino. Así que, decidle a vuestro cerebro: ¿Por qué piensas de este modo? ¿Vas a parar de pensar en esa línea? Pensemos positivamente.

El pensamiento positivo no es nada más que una manera de pensar de acuerdo a Sahaja Yoga. No es un pensamiento agresivo, sino un pensamiento que ayuda a que se manifieste el Divino. Esto es el pensamiento positivo. Y como resultado de ello, vuestros nervios empiezan a abrirse, y empezáis a sentir la manifestación del Poder divino en vuestros dedos y en vuestro Ser. Y este es el principio básico, que no se manifiesta ni en Occidente ni en la cultura occidental, porque tenemos la idea de dar siempre una justificación para todo. Por ejemplo, suponed que vais a ver a una persona que está poseída y cogéis esa posesión. Entonces lo justificaréis diciendo: Yo fui a ver a esa persona pensando (pensé que…) que podría curarla. Pero el resultado es que ahora vosotros estáis locos. En vez de curar a esa persona vosotros habéis absorbido el problema.

¿Y cuál es la razón? La razón es que pensasteis de un modo muy negativo: “Pensé que esto me ayudaría o que estaba ayudando a esa persona”. Pero por el contrario, os habéis metido vosotros en problemas. Ahora bien, el problema no piensa, no, simplemente ha entrado en vosotros sin pensarlo. Está ahí y nunca pensó si voy a entrar en esa persona o no, simplemente fue directo hacia vosotros. Mientras vosotros estabais ocupados pensando, entró en vuestro Ser y se asentó allí. Es como un ladrón que entra tranquilamente en vuestra casa, mientras estáis ocupados y distraídos haciendo otra cosa. Es exactamente de este modo. El ladrón entra y de repente descubrís: ¡Oh, hay un ladrón detrás de mí! Y decís: “Es que estaba pensando”. Exactamente igual nos sucede a nosotros, cuando nuestra mente sabe cómo justificarlo todo, en cualquier momento está lista para dar una explicación. Entonces la mente se habitúa a este tipo de comportamiento. Siempre dará excusas, siempre tendrá algo que decir. De este modo, nunca estará alerta, porque incluso aunque absorbieseis un problema, siempre tendríais una explicación. Pero la explicación no os cura, ni os ayuda. Porque es una explicación mental.

(Ella no está bien, dadle algo que le calme la tos…).

De modo que uno no debería dejarse llevar demasiado por las olas del pensamiento ni depender de él, porque este siempre tiene una alternativa. El pensamiento siempre tiene una alternativa. Podéis decir: “Yo pensé esto o aquello”. Pero, ¿a quién estáis culpando? Vosotros estabais pensando y vosotros sois los responsables. Si asumís la responsabilidad de vuestro pensamiento, entonces no diríais: “Yo pensé que si hubiese hecho tal cosa hubiese estado mejor”. Porque vosotros sois los responsables de vuestro pensamiento. Suponed que un maquinista decide cambiar su ruta y tiene un gran accidente. La gente le preguntará: ¿Por qué pensaste de ese modo? ¿Qué te ha hecho pensar así? Pero veo que en la vida cotidiana los seres humanos siempre dicen: “Yo pienso, yo pienso, yo pienso”. Continuamente dan alternativas y esta es la razón de que continuamente asciendan y caigan, asciendan y caigan, asciendan y caigan.

Pero para el fuego o para el agua o para la Madre Tierra no hay alternativa, ninguna alternativa. Si simplemente toco la Madre Tierra y pido: “Por favor absorbe mis problemas”, los absorberá. Si se lo digo al fuego que ha sido iluminado, también lo hará. Incluso sin decir nada, inmediatamente lo absorberán. Podéis decir que su Kundalini se eleva. Si ponéis fuego frente a mi fotografía se ilumina (coge vibraciones). Si ponéis una llama se iluminará, no tiene alternativa. No piensa, no tiene alternativas. Está iluminada, tiene su propia cualidad de iluminación en el sentido más puro. Porque el pensamiento nos hace impuros. Vuestra iluminación se vuelve impura por el pensamiento, por dar justificaciones, por dar todas estas absurdas alternativas.

De modo que uno ha de saber que con el Divino no hay alternativa. En sánscrito se dice “parijay”. No hay parijay para la lucha Divina. No hay nada. Suponiendo que vosotros no queráis aceptarlo, entonces tendréis problemas y diréis: ¿Por qué tenemos problemas, Madre?

Como visteis, en Delhi les dije muchas veces a esas personas: “Por favor, no hagáis ningún programa durante ocho días y dejad que estas personas se queden con otros amigos”. Pero no me escucharon. Prepararon el programa en ese espacio tan llano, pensando que tendrían una gran carpa en la que os darían la comida y todo lo demás. Pero ya sabéis lo que pasó, llovió, llovió y llovió. La lluvia sabía lo que yo quería. Tenía que llover para la cosecha de los campesinos. Yo tengo que cuidar de todo el Universo. Por eso dije que durante esos ocho días no dejaran que os quedaseis allí, ya que sería difícil para vosotros moveros. Y que era mejor que os quedarais con otras personas que os podrían haber ayudado. Pero no escucharon. Finalmente fue un gran fiasco. Tuvieron que organizar vuestra estancia con otras personas en sus casas. Esta es la situación.

Y ellos podrían decir: “Madre, es mejor que pares la lluvia”. No lo haré. Porque deben saber que la cuestión de la cosecha es igualmente importante para mí. Todos deben recibir su parte. Después de todo, ellos también son seres humanos y han de recibir ayuda. Pero, ¿por qué no me escucharon? Después vinieron a mí y dijeron: “Madre, ¿podrías parar la lluvia mañana? Yo dije: “¡Vale, mañana lo haré!”

Entonces volvieron y le dijeron al otro señor: “Levantaremos la carpa, y cocinaremos allí”. El dijo: “No, porque lloverá”. Le contestaron: “No, no lloverá, porque se lo hemos dicho a Dios mismo”. El dijo: ¿Cuándo os habéis visto con Dios? Ellos contestaron: “Nos hemos encontrado con Ella y todo está solucionado”.

Al siguiente día esta persona se levantó a las cinco de la mañana y vio el cielo tan claro que dijo: ¡Mira esto! ¡Se lo habéis dicho a Dios y Él os ha escuchado!” Y así funciona, cuando sois uno con Dios, cualquier cosa que pidáis funcionará. Cualquier cosa que le pidáis funcionará. Pero no somos así, siempre buscamos alternativas. Y estas nuevas alternativas son un juego, esta gente ha jugado con vosotros dándoos continuamente alternativas. Por ejemplo, si voy a un concesionario y pido un tipo de coche, me contestan: “Hay muchas combinaciones posibles, con este o aquel cilindro”, os volvéis locos. “¡Muy bien, Baba, dame el que quieras!” Y si lo observáis, todo esto es un juego de vuestro cerebro que continuamente os da alternativas: “¡Madre! ¿Quieres este o aquel?”

Y pensáis que sois realmente una gran personalidad porque podéis decidir todo; tendré este color, aquella cosa…, muy seriamente. He visto que incluso cuando la gente se sienta en un hotel para cenar, estudiaran cuidadosamente el menú y alguien dirá: “¡Yo quiero esto!” Otro dirá: “¡Yo quiero aquello!” El camarero estará bastante confundido pero el propietario se sentirá muy feliz de haberos engañado completamente. Todo se cuece a la vez y luego se sirve con diferentes salsas, con este o aquel masala que estarán listos previamente. Simplemente lo juntan antes de servirlo y vosotros decís: ¡Oh, qué bueno está esto! Vuestro Espíritu no está feliz con esto, ni vuestro estómago tampoco estará feliz, ni siquiera vuestro paladar estará feliz con ello. Solo vuestro cerebro y vuestro ego se sentirán felices. Pero vosotros decís: ¡Oh, qué bueno! Pero no lo es en absoluto.

Lo mismo ocurre con los gurus. La gente paga por el guru, de modo que se sienten satisfechos porque han pagado por él. Y cuando vais allí, incluso aunque sientan que un escorpión les está picando continuamente, si les preguntáis: “¿Qué pasa?” Dirán: “¡No, no, está bien! ¡No pasa nada! ¡Yo estoy muy tranquilo! ¡Estoy bien! Estoy en paz, sin ninguna agitación. ¡Estoy absolutamente relajado!” Y podéis ver que su nariz está saltando, sus ojos están saltando, su cabeza está saltando. Y se supone que es la persona más relajada del mundo. ¡Oh, estoy en paz, sin duda, estoy bien! ¿Pero cómo podríais estarlo con bhuts? Yo sé que no es posible, pero he visto a mucha gente que me cuenta esta historia. Se sienten muy bien con su guru, se sienten en paz con su guru y de este modo se vuelven deshonestos. Para apoyar a ese guru se vuelven deshonestos.

Y así volvemos al mismo punto y es que, todos estos elementos son honestos, absolutamente honestos. Cualquiera que sea su cualidad eso es lo que expresan. El fuego no dirá: ¡Os refrescaré!, no lo dirá. Pero después de la Realización muchos de vosotros os habréis dado cuenta que si ponéis la mano hacia el fuego sentís la brisa fresca saliendo de él. Porque quema todo aquello que es desagradable, todo lo malo en vosotros, y podéis sentir la brisa fresca en todas partes porque lo negativo ha sido quemado. Hace el trabajo de quemar y cuando lo hace, entonces, ponéis la mano hacia el fuego y os sorprendéis de que de la llama salga brisa fresca. En vez de quemar, la llama os refresca. De modo que la cualidad que representan está en su interior y son muy honestos con ello. No son deshonestos porque son absolutamente uno con las Leyes divinas. Pero los seres humanos no son así y juegan trucos aquí y allá. Por eso dar la Realización a los seres humanos es muy difícil.

También os voy a hablar de los swayambus que salen de la Madre Tierra. La Madre Tierra envía hacia su parte externa, ciertas formas para que vosotros veáis que hay vibraciones en ese lugar, para expresar su espiritualidad, con lo cual hace que ésta fluya a su vez entre vosotros. Os guía creando núcleos para que vosotros los adoréis. Y este trabajo lo hace muy honestamente.

Pero cuando un swayambu aparece no podéis entender por qué la gente es atraída hacia él. Entonces, digamos que asumís cuidar de él. Después queréis hacer imágenes artificiales de ello. Esta es la naturaleza humana, hacer de todo aquello que es real algo artificial. Y esto continua y continua, hasta que los seres humanos se identifican tanto con su artificialidad que no entienden lo que es la realidad. En la realidad, sea cual sea vuestra ocupación, sois lo más elevado.

Sois el epítome más elevado de toda la Creación. Ni siquiera las formas (swayambus) que aparecen en la Madre Tierra pueden hacer el trabajo que vosotros hacéis. No pueden elevar la Kundalini, no pueden. Quizá podrían generar algún efecto, pero no trabajarán con la fuerza y manejabilidad que vosotros. Quiero decir que sois una maquinaria muy avanzada del trabajo de Dios, (una maquinaria) muy avanzada, extremadamente precisa y eficaz. Pero el problema surge cuando vuestro cerebro se interpone, el cual no es nada en comparación con este gran cerebro. Vuestro cerebro es como un mosquito, que aparece, va aquí y allá y dice: ¡Oh, esto, aquello! Entonces comienza el problema. Pero si realmente empezáis a usar este poder en vuestro interior, veréis como Dios ha hecho de vosotros el mejor instrumento que podáis imaginar. Y cuando empecéis a usar vuestro instrumento con sabiduría, entrega y humildad, gradualmente evolucionará más y más y empezaréis a desarrollar más sensibilidad. Podemos decir que desarrollaréis una nueva forma de actuar y obtendréis una mejor comprensión de cómo funciona Sahaja Yoga.

Por tanto, antes de nada, es importante decidir parar el exceso de actividad del cerebro y decir: ¡Madre, ven a nuestro cerebro! Gracias a Dios yo estoy frente a vosotros en persona y no es difícil. Simplemente decid: ¡Madre, tienes que estar en nuestro cerebro! Como sabéis, este cerebro está sustentado por los cinco elementos. Todos están en él y si podéis, de algún modo, llevarme a mí al cerebro diciéndole que no os molesten más, os sorprenderá que inmediatamente todo el sistema empezará a funcionar como una dinamo. Tendrá tal sensibilidad que no os tendréis que preocupar por nada, no tendréis que pensar en nada. Tocaréis algo y se volverá oro. Será como el toque de Midas, se volverá algo grandioso. Pero alcanzar esto es difícil para los seres humanos. Encuentran difícil alcanzar esta perfección en la que pierden por completo su ego y se transforman en seres sin ego. Igual que el fuego, que la Madre Tierra y que todos los demás elementos que no tienen ego. Solamente los seres humanos tienen un gran ego. Y el ego es un gran mito. Porque cuando en realidad vosotros no hacéis nada, ¿por qué deberíais pensar que estáis haciendo algo? ¿Por qué deberíais sentiros responsables de hacer algo? Pero lo que sucede es que pensamos: “¡No, no es Dios! ¡Nosotros tenemos que hacerlo! ¡Yo tengo que decidirlo!” Simplemente hacemos trucos con nosotros mismos desde la mañana hasta la noche, echando a perder nuestros cerebros y volviéndonos totalmente locos.

Lo mejor es entregarse y ver cómo las cosas vienen a vosotros. Os sorprenderéis: ¡Oh! ¿Cómo ha sucedido esto? ¿Cómo ha funcionado aquello? El otro día le dije a Kerry: “Es mejor que vayas y te registres”. Ella dijo: “Madre, la universidad ya ha cerrado. No podré entrar, es muy difícil”. Yo dije: “No importa, ve”. Después ella telefoneó y le dijeron: “Es imposible, no es posible hacerlo, pero si quieres puedes venir a vernos”. Ella fue a la oficina de la universidad y le dijeron: “Muy bien, vamos, puedes registrarte”. Esto os sucederá en muchas ocasiones. Pero me llevó cerca de diez minutos convencerla de que lo intentara. Aunque debo decir que ella no se mostró inflexible, pensó: “Si Madre dice que lo conseguiré, funcionará”. Pero si hubiese dicho: “Muy bien Madre, si Tú lo dices, simplemente iré y me registraré”.

Entonces lo que sucede es que incluso aunque no os registréis no importa, no es tan importante, lo importante es que vuestro cerebro mejora y se vuelve más sensible. No es importante que se realice el trabajo, eso no es tan importante. Lo importante es que vuestro cerebro asuma la idea: “Permíteme tener la iluminación”. ¿De acuerdo? Esto es lo que uno ha de entender, que de un modo sutil somos todos instrumentos muy sensibles hechos por Dios, y todas nuestras energías aún no se están manifestando. De modo que tenemos que suministrar energía a todos nuestros nervios y esto solo es posible si eliminamos los bloqueos que han creado nuestro ego y nuestros condicionamientos. Si podéis eliminar los bloqueos, todos los nervios tendrán una gran sensibilidad. Y por ello debéis decir a vuestra mente: “¡De ahora en adelante, Madre ha de residir aquí!”

Esto también se expresa a través del modo en que habláis, en vuestra algarabía, ¡bla, bla, bla, bla!, y luego no hacéis nada. Pero si decís: “¡Muy bien! No tengo ningún comentario, nada que decir. Esto es lo que hay y es mejor hacerlo, ejecutarlo”. Entonces todo funcionará apropiadamente. Porque si sabéis cómo hablar en exceso, entonces es difícil, será difícil. Porque no absorbéis nada en vuestro interior sino que siempre dais explicaciones y decís: ¡Oh, pienso esto o quizá aquello! Hay ejemplos muy simples de esto, por ejemplo, si yo dijese: “Pienso que las había traído”. Si dijese: “Pienso que las había traído”, esto significa algo. “Había traído mis sandalias conmigo”. Pero otra persona podría decir: “No, no, yo pienso…” Se acabó.

Quizá no sea verdad, quizá cuando os diga algo no sea verdad, pero a lo mejor lo estoy diciendo para poneros a prueba. Entonces deberíais decir: ¡Vale, muy bien! ¡Intentadlo! Decidlo una o dos ves que: ¡Cualquier cosa que Tú digas, así ha de ser! ¡Si Madre dice algo, así debe ser! ¡Intentad entrenar a vuestra mente de este modo! Yo intento estos trucos y encuentro que generalmente fallan. Cuando los he hecho, generalmente, han fallado y la gente no puede entender por qué suceden ciertas cosas: cómo lo que Madre dice se vuelve verdad, cómo las cosas funcionan de ese modo. Pero ahora tenéis que comprender que yo hago trucos con vosotros para haceros entender que hay que dejar la mente en un estado de reposo y permitir que el Gran Ahamkara (ego), el Mahat Ahamkara asuma el Poder. El Mahat ego, el gran ego de Dios asume el mando y vosotros os beneficiaréis de ello. ¿De acuerdo?

Que Dios os bendiga.

Está mejor ahora, creo que la actividad del cerebro ha parado bastante. Así que ¿ahora qué hacemos, qué Me habéis pedido? …

Veis, al lavar Mis pies lo que hacéis es despertar el Espíritu en el agua, lo primero. Y cuando decoráis Mis pies lo que hacéis es decorar los poderes que hay ahí y cuando ponéis cosas rojas …