Seminario internacional: “Una nueva era, sacrificio, libertad, ascenso”. Bordi, India. 6 de febrero de 1985.
Me siento enormemente gozosa de veros a todos aquí. No sé qué decir. Las palabras se quedan cortas, pierden su significado. Tantos de vosotros aspirando a ascender a ese estado en el que tendréis completo gozo, dicha y paz. Esto es lo que yo podría daros, y una madre solo se siente feliz cuando da a sus hijos todo lo que ella tiene. Toda su infelicidad e intranquilidad son solo para conseguir esta meta: otorgar todo lo que ella tiene. No sé cómo agradeceros el que hayáis pasado por todo esto, para obtener este tesoro que está en vuestro interior.
“Sahaja” fue la única palabra en la que pude pensar, cuando comencé a manifestar la apertura del Sahasrara. Esto lo entendéis todos muy fácilmente. Pero también os habéis dado cuenta de que hoy día este es un estilo de yoga diferente donde, primero se os concede la iluminación y después se os permite cuidar de vosotros mismos. Nunca anteriormente fue de este modo, es solamente una iniciativa de vuestra Madre y ha funcionado.
Por supuesto, antiguamente, la preocupación del Divino era iluminar a la gente pero no sabía cómo hacerlo. Ninguna encarnación intentó nunca hacerlo de este modo. Siempre que lo intentaron trataron de hacerlo a través de grandes privaciones y penitencias para los buscadores. No sé cuántos de vosotros habéis leído el tratado de Buda. Él solía viajar con miles de sus discípulos, sin darles la Realización. No eran almas realizadas ni sentían ningún gozo. Solo tenían dos prendas de vestir y vivían en la selva únicamente con esas dos prendas. La zona que Él visitó -y que yo misma he visto- es terriblemente fría, absolutamente fría; las ropas no eran en realidad tales, eran simplemente unos paños que cubrían sus cuerpos. Dormían a la intemperie en pleno invierno o en verano. Se les pedía que caminaran sin zapatos grandes distancias. Si fueseis a ver por donde pisó y caminó Buda os sorprenderíais.
Buda era joven y acostumbraba a caminar, pero sus discípulos caminaban mucho más porque Él solía asentarse en algún lugar y enviaba a sus discípulos ya que, entonces, no había otro modo de anunciar nada. Él se quedaba en algún lugar y los discípulos iban a los pueblos a pedir “bhiksha”, que significa limosna, para conseguir algo de comida. Cocinaban una sola vez, le daban una parte a Buda y el resto se lo comían ellos. Iban a los pueblos a reunir a toda la gente que podían y la llevaban hasta Buda para el sermón. Hacían grandes sacrificios. Vivían en cabañas o en cuevas -en una terrible obscuridad- meditando. Pero nunca obtuvieron la Realización, muy pocos la consiguieron. Eran hijos de grandes príncipes y princesas, duques, duquesas -como vosotros decís. Gente muy rica. Mujeres de familias muy ricas le seguían. Caminaban con Él grandes distancias, sobre caminos espinosos, porque sentían que el trabajo de Buda era de una gran importancia universal. Sentían que eran parte de una tarea tremenda y que debían participar en este gran trabajo para la humanidad.
Esto no solo ocurrió en India, también con Viditama que comenzó el sistema Zen en Japón. En China, me sorprendió la cantidad de sacrificios que hicieron los santos y el modo en que vivían. Quiero decir que -si veis el modo y las condiciones en que vivían- es inimaginable. Y vivieron así toda su vida, haciendo funcionar todo y sin ninguna guía apropiada, ya que Buda había muerto y no tenían otro medio. Tuvieron que encontrar su propio camino. De este modo descubrieron Mahayan, Shvetayan, y todas estas cosas.
Esto también ocurrió con otros buscadores en otras religiones, como en el tiempo en que vivió Cristo. ¿Dónde vivieron? Y después de la muerte de Cristo fue aún peor porque les perseguían, les mataban, les torturaban y les crucificaban. Lo mismo sucedió con Moisés. Sus discípulos fueron perseguidos y tuvieron que emigrar a India. Imaginad las distancias desde esa zona hasta Kashmir. Cuánto deben haber caminado, cómo deben haber vivido, cómo pudieron conseguirlo. Y vinieron a India miles de ellos porque se dieron cuenta de que estaban haciendo una gran tarea, que estaban apoyando algo grandioso.
En este país tuvimos la lucha por la libertad. Yo formé parte de ello. Mis padres también participaron. Éramos gente rica, yo diría que bastante rica, de todos los niveles. Os sorprenderá saber que mi padre quemó todos sus trajes, que habían sido confeccionados en Inglaterra. Mi madre quemó todos sus saris. Solían tejer sus propias ropas y eso es lo que vestían. Mi padre sacrificó todo, hasta el último penique, en la lucha por la libertad. No dejó nada para nosotros, ni un solo… Aunque por supuesto debo decir que, siendo nuestra familia rica, teníamos plata y oro y todo esto. Pero todo el dinero en metálico fue gastado. Y toda la plata y el oro nos lo quitaron los ingleses y nos lo devolvieron cuando se marcharon. Gracias a eso nos quedó algo de plata y oro en la familia.
Todas nuestras posesiones materiales fueron robadas. Vivíamos en casas muy bonitas y tuvimos que mudarnos a chozas. Nos sacrificamos al máximo. Y nos sentíamos muy felices con ello, muy orgullosos. Solo teníamos dos mudas; lavábamos nuestras ropas, vivíamos como gente muy pobre durmiendo sobre esterillas como estas. Recuerdo que nunca usé almohada. Durante décadas no usé sandalias. Solo tuve un jersey de buena calidad y hasta que pasé a la universidad de medicina, siempre tuve ese jersey conmigo. Solo tuve un abrigo durante toda mi educación. Cuando fui a Lahore -que es un lugar muy frío, a veces puede ser igual que Londres- estaba gastado y roto. Pero nunca nos quejamos ni nos enfadamos, nunca dije: “Nuestro padre debería haber cuidado mejor de nosotros. ¿Por qué ha sacrificado todo por la nación?” ¡Nunca, nunca, nunca! E incluso hoy día, cuando nos ven en cualquier parte, todos saben que somos los hijos de un gran hombre. Tienen un tremendo respeto por nosotros.
Esta cualidad fue creada por Mahatma Gandhi. Él cambió a todo el mundo a una nueva personalidad capaz de tremendos sacrificios. No podéis imaginaros cómo vivía la gente. Todo el dinero que teníamos, todo lo que teníamos, todas las comodidades, los medios de transporte, las casas, todo fue entregado. No solo por mi padre, sino por muchos otros también. De otro modo no podríamos haber conseguido la liberación. Para conseguir nuestra liberación este país sacrificó mucho.
Y después de aquello, nosotros estamos aquí para conseguir nuestra liberación, para conseguir la liberación de nuestro Espíritu. Para liberar a nuestro Espíritu de la avaricia, de la lujuria, de nuestro mal humor, de nuestros condicionamientos, de nuestro terrible ego y de la esclavitud del cuerpo a las comodidades. Debo decir que Gandhiji tenía un encanto especial. No sé cómo pudo conseguirlo. Era como el toque de Midas, a todo aquel que tocaba lo transformaba. Y era un hombre muy estricto, aunque muy amable conmigo y con los niños. Pero era extremadamente estricto, no toleraba ninguna tontería en absoluto.
Si estudiáis a través de la historia el modo en que esta gente se educó, no solo para la liberación o para la independencia, sino con anterioridad a eso, también para la vida espiritual, en todas partes hay un punto en común que es el sacrificio. Y la conciencia de que se está haciendo algo importante, de que se es parte de la totalidad, de algo muy grande, de un gran trabajo, de una causa muy noble. Y también había otro punto en común entre todos ellos y es que, esta noble causa, la realización de esta causa noble les hacía sacrificarse de un modo muy sahaja. A veces, incluso más que los sahaja yoguis, que han conseguido tanto en Sahaja Yoga. Han conseguido su gozo y su Espíritu. Y yo lo he visto con mis propios ojos. Gente en este país a los que podríais llamar legendarios, pero yo los he visto. Miles de personas fueron asesinadas y masacradas. Muchos niños murieron. Nadie lloró, nadie derramó lágrimas. El mero hecho de sentir que uno pertenece a una causa tan noble os da el gozo y el sentimiento de implicación.
Además vi en Mahatma Gandhi y en otras personas, en su comportamiento, que no permitían entrar a cualquiera. A cualquier persona que hiciera incluso una pequeña falta, ya fuese el hijo de un rey o la hija de cualquiera. Con cualquier pequeña cosa que estropearan, eran expulsados. Yo estuve en el ashram de Gandhi, de modo que sé cómo es. Por eso sé cómo vivir una vida rigurosa. Es un entrenamiento. Todos los niños de más de doce años tenían que limpiar el ashram todas las mañanas, que creo que medía alrededor de cincuenta acres. Tenían que limpiar sus letrinas y las letrinas de los invitados. Yo misma las limpiaba. Y solo se les permitían dos prendas de vestir. Y no se podía guardar nada, ni siquiera se podía ver ni un papel ni una pizca de basura por ninguna parte. Todo estaba muy limpio, pulcro. Y las chozas en las que vivían estaban muy limpias y organizadas. Estaban hechas con boñigas de vaca. Todas ellas. Todo el mundo tenía que bañarse a las cuatro de la mañana con agua fría; ya fuese Jawaharlal Nehru o Abul Kalm Azad, mi padre, cualquier persona de cualquier edad o los niños. Y a las cinco de la mañana Mahatma Gandhi daba su charla.
¡Por favor, no subáis las manos ni la Kundalini! ¡Por favor, permaneced sentados! Ese no es el modo de comportarse. ¡Tratad de entender lo que estoy diciendo!
Nos levantábamos muy temprano por la mañana, a las cuatro. Para mí estaba bien. Después caminábamos estos cincuenta acres de tierra hasta el centro del lugar, que era simplemente un espacio abierto rodeado por algunas cabañas donde vivía Gandhiji. Recorríamos todo este camino después de habernos duchado y de prepararnos, mientras las serpientes reptaban a nuestro alrededor. Por supuesto no mordían a nadie. Creo que las serpientes entendían que la gente estaba ocupada con la gran tarea de liberar este gran país. Nos sentábamos mientras las serpientes se movían a nuestro alrededor. No se permitía ninguna luz, ninguna luz de ningún tipo. Solo usábamos la luz del Sol. Y cuando venía Gandhiji, como no había nada de luz, colocaban algunos faroles y podíamos ver las serpientes reptando.
Pero nunca oí a nadie quejarse sino que, igual que en una guerra, todo el mundo lo vivía con gran pasión. Todos pensaban: “¿Cómo puedo ayudar? ¿Cómo he de comportarme? Nadie pensaba en ninguna comodidad. Por supuesto todos tenían alrededor de cincuenta años, unos cincuenta años de edad aproximadamente. En el ashram la mayoría de la gente tenía alrededor de cincuenta años. Y yo vi con mis propios ojos a personas que tenían un gran coche en su casa -y cosas de este estilo- cómo lo vendieron o lo tiraron todo. Solían venir en tren a la estación de Wardha y caminar. Gandhiji ni siquiera permitía que nadie viniera en tonga [carro tirado por un caballo]. Y todos le escuchaban y le obedecían.
También he visto esto en muchos misioneros, aunque no llegaban a este extremo, no eran tan nobles. Pero he visto cómo ponían gente a trabajar y conseguían que hicieran las tareas. En India tuvimos misioneros y gente joven que vino del extranjero; los indios eran absolutamente obedientes, escuchaban lo que decían los misioneros y les hacían caso.
Como sabéis, hoy estamos haciendo el trabajo más grande de todos. Aunque la liberación, la independencia, es necesaria ya que sin libertad política ni siquiera se puede hablar de Dios. En aquellos tiempos, no podíamos tener ni siquiera una pequeña aguja. El gobierno no nos lo permitía, estábamos muy oprimidos. De modo que teníamos que escapar de los grilletes de la esclavitud, sin duda. Pero ahora veo que tenemos otro tipo de esclavitud, la esclavitud del egoísmo y del egocentrismo. “Esto es para mí comodidad, debo tener esto, debo disfrutarlo. Yo estoy disfrutando, yo soy esto o aquello”. Tenéis que disfrutar con ello si no, para vosotros no es algo especial. Quiero decir que todo tiene que produciros alguna sensación, en vez de que la sensación la aportéis vosotros mismos. Lo que creo es que la gente no sabe qué clase de trabajo está haciendo. No quieren llegar al nivel o a la altura donde puedan ver lo que se está intentando, que es salvar al mundo entero.
Esta es una de las razones de que Sahaja Yoga se mueva tan lentamente. Porque ven que otras personas tienen preocupaciones, preocupaciones por sus comodidades, por esto o aquello y ellos mismos también son pésimos. No tienen inteligencia. Ningún sentimiento de la grandeza de esta tarea que tienen que hacer. Debéis ser inteligentes. Si supieseis que estáis en una guerra, ¿cómo os comportaríais? Aunque estoy segura de que ahora hay menos mediocridad, son mejores personas. Y también estoy segura de que ahora conseguiremos personas mucho mejores aún. Pero se preocupan por pequeñeces, por la familia, por esto o aquello. Se preocupan por sus propios problemas, por sus trabajos, por esto o aquello. Quiero decir, nadie podía hablar de este modo a Gandhiji. Os aseguro que él os habría abofeteado. Es como si venir a Sahaja Yoga solo significase que se van a resolver vuestros propios problemas. Aunque por supuesto, se resuelven, sois ayudados, Dios os ayuda mucho. Pero, ¿qué estáis aportando vosotros?
Por supuesto tenemos algunos sahaja yoguis muy buenos, no voy a negar este hecho. Tenemos muchos más de los que nunca he tenido y por eso estoy muy gozosa con ello. Pero, ¿qué dedicación tenemos? Contamos cada céntimo que gastamos, cuánto conseguimos con ese céntimo, cómo lo gastamos. Esta no es la manera. Buda nunca gastó ni un céntimo propio. Él recibía el dinero de todos sus discípulos y construyó cosas en grandes espacios. Ni siquiera tuvo nunca la ayuda pública de nadie.
De modo que ascended ahora, debéis elevaros por encima de vuestra pequeña mente. Ascender hasta el nivel donde debéis entender que vais a salvar a toda la humanidad. Si no podéis sentir esto, es mejor que abandonéis Sahaja Yoga. Sahaja Yoga no tiene sentido para gente mediocre. En Marathi lo llamamos “gabare”. Tukaram dijo: “Yerya gabayatze kama no he”. “¡Este trabajo no es para gente mediocre!”
El mismo Shivaji cuando luchó en su guerra reunió a gente de clase alta, a duques y gente de este tipo. Ellos abandonaron todo lo que tenían, dieron sus vidas, todo. Sacrificaron a sus hijos y todo lo que tenían. Shivaji no tenía dinero para pagarles. Debéis haber oído muchas historias de Shivaji.
Mientras que si veis cómo están los sahaja yoguis en este mundo, kshema [bienestar material] va antes que el yoga. Así es. Es el amor de vuestra Madre: Yo quiero que mis hijos estén cómodos, son bebes recién nacidos. Muy bien, ellos necesitan comodidad y han de ser cuidados. Pero no puedo chantajear al Divino porque los niños sean pequeños, ¿puedo hacerlo? Estoy aquí para hacer el trabajo de Dios Todopoderoso y -si vosotros sois mis hijos, muy bien- su gracia trabajará, os cuidará y os hará crecer. ¡Pero creced ahora, creced, tenéis que crecer! ¡Salid de las pequeñas tonterías que tenéis! ¡Observad vuestra personalidad y cómo vivís! ¿Dónde está vuestra atención? ¿En qué estáis pensando? ¿Estáis pensando en que Sahaja Yoga es lo más importante y que habéis sido elegidos para ello?
A veces he sentido que en algunos lugares podíais no estar cómodos. Pero yo misma he visto -cómo los sahaja yoguis occidentales- se comportaban sin ningún cuidado y me sorprendió mucho. A este respecto los indios son mejores. Y algunos sahaja yoguis indios se han comportado inadecuadamente, de un modo muy extraño. Me indigna el modo en que se han comportado, gritando a la gente y creando problemas. Algunas personas habían venido a verme a mí pero ellos les hablaron de un modo tan rudo que salieron corriendo. Podríais haber hablado dulcemente con ellos. Debéis ser amables con todos y no gritar a la gente. Muy bien, yo no puedo ver siempre a todo el mundo según su conveniencia, está bien. Pero eso no significa que tengáis derecho a gritar a los demás. Esto es algo tan bajo y mezquino que no sé hasta dónde tendré que descender.
Cuando ascendéis por encima de todas estas pequeñeces desarrolláis la discreción divina. Esta discreción divina es la verdadera bendición de Dios. Todo lo demás que vosotros consideráis como bendiciones no lo son en absoluto. A menos que podáis crecer, ¿cuál es la bendición? Sería como si un árbol dijese: “¡Oh, qué gran bendición que este lloviendo!” Pero si esa lluvia no os hace crecer, ¿de qué sirve que caiga sobre vosotros? Debéis ser compasivos, bellos, gente sensata, los seres más elevados de esta tierra. ¡Apartad vuestra atención de todas las tonterías con las que habéis estado ocupados! Esta es la razón por la que sois poseídos o condicionados. Por estas pequeñas cosas.
En India tenemos otro problema: no podemos tolerar a los demás. Si alguna persona está haciendo algo bueno por Sahaja Yoga, inmediatamente se creará un grupo en su contra. Esto es muy común con los indios. Se creará un grupo para atacarle. Esto no sucedía cuando estaba Gandhiji. No sé por qué sucede esto. Creo que esto sucede cuando hay un liderazgo débil. Creo que yo no tengo este liderazgo. En los tiempos de Gandhiji él solía echar a la gente a patadas.
Se atacan unos a otros, dicen cosas a sus espaldas, formando grupos. Si alguien hace algo bueno y trato de ayudar a esa persona para que se exprese a sí misma, inmediatamente aparecerá un grupo. Y hay algunos sahaja yoguis en la periferia -en Oriente y en Occidente- que son absolutamente inútiles y tratan de echar todo a perder. Creen que son grandes gurús, grandes personas. Aunque yo diría que son muy pequeños, muy cobardes. Quizá piensan que son muy grandes porque pueden hacer fotografías o porque pueden vestir alguna ropa de un modo particular o alguna cosa estúpida de este tipo, y tratan de dominar a los demás. Esta gente será expulsada, absolutamente. No tiene sentido tener gente así en una maquinaria como la nuestra.
Hoy es el comienzo de una nueva era. Una nueva era de gente con cualidades muy elevadas, cuyo Espíritu ha sido iluminado. Pensemos en ello. Ahora tenéis que gobernaros a vosotros mismos y tenéis que gobernar a los demás a través de la compasión, del amor y de la discreción. Hoy es un día muy especial en el cual he declarado que esta es la Religión Universal, la Religión Nirmala, que ha sido formada a partir de mis enseñanzas de Amor.
Pero esto, de ningún modo significa que vosotros no crezcáis y os desarrolléis. ¡Yo no voy a echaros a perder! No voy a echaros a perder manteniéndoos pequeños. ¡Intentad ascender! ¡No os dominéis unos a otros, respetaos, respetaos unos a otros! Estáis aquí para un gran trabajo del Virata. Y lo mucho que sabéis acerca del Divino, hasta ahora nadie había sabido tanto. ¡Perfeccionaos a vosotros mismos! Yo he conocido a un gran santo llamado Gagangarh Maharaj que ha caído por completo. Si una persona como él puede caer, vosotros también podéis hacerlo si no entendéis cuál es vuestro valor, cuál es vuestra valía y qué posición se os ha concedido.
De modo que hoy, con todo el amor que tenemos por nuestra Madre, tenemos que decidir en nuestro corazón que vamos a ser muy generosos en sacrificios. ¿Qué habéis sacrificado hasta ahora? Simplemente pensad en esto, ¿lo habéis hecho? ¿Habéis sacrificado algo? Por favor, tratad de entender que debo utilizaros, debo usar grandes almas para salvar a la Humanidad. ¡Debéis crecer! ¡Debéis crecer! ¡Tenéis que crecer!
La gente también es muy miserable con el dinero: “Ganan dinero, ahorran dinero”. En Estados Unidos, me sorprendió el modo en que la gente me estafaba con el dinero, en miles. En India esto también existe, es una práctica muy común. Si solo estáis preocupados por vuestra carrera y sois muy ambiciosos, siempre preocupados por el trabajo, por esto o aquello, es mejor que salgáis de Sahaja Yoga. Esto no nos va a ayudar en absoluto.
Lo tercero, es que hay gente que piensa: “Esta es mi esposa, es mi amada”, y todas estas tonterías. ¿Por qué estáis aquí? ¿Para qué? O bien: mis hijos, mi hogar, mi madre, mi padre, todo tipo de gente horrible a vuestro alrededor. Si no podéis elevaros por encima de ellos, no podéis ayudarme. Lo siento, no podéis ayudarme. Debéis ser gente muy, muy fuerte. Debéis ser gente con un gran valor, con grandes ideales y nobles ideas. Algunos son como pequeños tenderos que persiguen a los demás para vender sus cosas. En Marathi lo llamamos “bazaar bunge”.
De modo que ahora meditad sobre este punto. Y es que estamos aquí para establecer la Religión Universal del ascenso. Esta es una tarea tremenda. Si hubiese podido hacerlo sola lo habría hecho, pero no puedo. Solo puedo hacerlo a través de vosotros. Y vosotros tenéis una herencia. Provenís de un gran nacimiento, donde tenéis este patrimonio cultural. Si con este patrimonio que tenéis no consigo dirigiros, creo que será mejor que renuncie como líder vuestro, no podré hacerlo.
Cuando nosotros luchábamos por nuestra liberación, nos sacaron a todos de los colegios porque estábamos en colegios de misioneros, y los misioneros creían que Cristo había nacido en Inglaterra. De modo que no nos permitían estudiar en esos colegios. Nos sacaron de ellos y no tuvimos educación durante algún tiempo. Yo no pude pasar mi examen de ciencias durante dos años. No pude ir porque nos expulsaron de los colegíos y facultades, el gobierno nos expulsó. Pero nosotros éramos niños muy orgullosos, muy orgullosos. Por supuesto yo era muy fuerte en todo esto. Nunca estuve asustada. Era una chica de dieciocho años. Y recuerdo que en cierta ocasión algunas personas vinieron y nos dijeron: “Tu padre ha sido trasladado de esta cárcel a otra”. Todo el mundo estaba muy orgulloso de nosotros. Trajeron muchos coches para arrestarnos. Naturalmente, mi madre estaba preocupada porque yo era un chica joven. La policía solía torturarme. Solían darme electroshocks haciendo mi vida muy penosa. Me pegaban y todo eso.
Por eso mi madre lloraba y fue a decirle a un hombre anciano que estaba allí: “¡Estoy preocupada por mi hija! ¡No quiero que la torturen más!”
Entonces yo fui y le sonreí y él me dijo: “¡No, no lo hagas! [no sonrías], ¡para! ¡No lo hagas! ¡No es apropiado!”
Entonces mi padre me apartó a un lado y dijo: “¡No escuches a este anciano! Está a punto de morir, ¡olvídalo! Me gustaría que todos mis hijos fuesen sacrificados en el altar de la liberación. Si haces eso seré un padre muy orgulloso, y le diré a tu madre que se comporte adecuadamente. ¡Estoy muy orgulloso de ti!” He tenido que pasar por una atmósfera semejante. Tuve que abandonar mi colegio. Estuve escondida durante ocho meses y la policía me buscaba. Aunque era muy joven, tan solo dieciocho años, sé muy bien por lo que tuvimos que pasar. ¿Podéis imaginároslo?
Y ahora, cuando ya hemos obtenido la liberación de nuestro Espíritu, debéis buscar la comodidad de vuestro Espíritu. Hay algunas personas que son muy quejicas por cualquier tontería. No deberían haber venido. Y los indios que son de este modo deberían abandonar Sahaja Yoga y dejarnos en paz. Pero hay otros que saben que han venido aquí, no solo para gozar ellos mismos, sino para hacer que todo el mundo goce de lo que han obtenido, para dárselo a los demás. Y saben que para esto es necesario sacrificarse y soportar angustias. Yo soporto un gran dolor cuando vosotros os bloqueáis, cuando tenéis problemas con esto o aquello. A veces tengo ampollas por vosotros. Pero no me importa porque es mi vida, mi misión, mi existencia. Para mí todo es por la emancipación de la humanidad. Hasta la última gota de mi sangre es para esto. De modo que mis satisfacciones son muy diferentes. ¡Por favor, recordad que habéis nacido de una Madre muy valerosa! ¡Por favor tratad de ascender! ¡Estad orgullosos de que estemos realizando esta tarea tan tremenda! ¡Tened ese sentimiento de gran valor! Solo entonces podremos conseguir resultados.
Vosotros habéis visto muchas guerras y muchos cuadros de guerras, cómo la gente luchó y cómo se sacrificaron. De modo que veamos qué estamos haciendo nosotros en esta guerra. Simplemente haced de vuestro cuerpo vuestro esclavo. Salid de la esclavitud del cuerpo, de los condicionamientos y de este tonto ego. Estoy segura de que, como madre no soy tan mala, pero como padre, creo que me falta alguna cualidad. ¡Por favor, tratad de ascender, para que yo no sienta que fallo en mi actitud paternal hacia vosotros! ¡Sentid esa intimidación, reverencia y también la comprensión de las expectativas de un padre! No os estoy diciendo esto porque sea una situación vuestra en particular ni por que sea un problema actual, no es por eso. Es mi declaración de una nueva dimensión a la cual tenemos que ascender. Y al igual que en la guerra se declara: “¡Ahora, al ataque!”, del mismo modo es esta declaración. No es de ningún modo para degradaros ni para insultaros ni para decir nada de ninguno de vosotros. Es simplemente para infundir esa inspiración que guió a miles y miles, a millones y millones de personas a sacrificarse por una causa superior.
Así que ahora tenéis que respetaros a vosotros mismos. ¡Levantad vuestras cabezas! Vosotros sois los que vais a luchar. Vosotros sois los responsables. ¡Preparaos a vosotros mismos! ¡Preparad vuestro cuerpo! ¡Preparad vuestra mente y tened discreción! Yo diría que esta no es una petición, sino que es una orden.
Que Dios os bendiga.
Ahora meditemos. No hay necesidad de atar vuestra Kundalini, no hay necesidad de daros un bandhan. No hay necesidad de hacer nada en absoluto, simplemente saltad ahora a ese estado. No hay necesidad de levantar vuestras manos y atar vuestra Kundalini, no es necesario. No hay que hacer nada. Vuestra Kundalini ya está atada. ¡Asumidlo, asumid esta situación!, eso es todo. Eso es lo que sois, los viras [valientes héroes] y no gente estúpida.
Que Dios os bendiga. Que Dios os bendiga a todos. ¡Respetaos a vosotros mismos, respetaos! Que Dios os bendiga.
Para mí no hay nada, nada, más importante que veros elevaros hasta ese nivel de comprensión de vuestros propios valores, valía y discreción. Tenéis que volveros dulces, buena gente, pero muy, muy poderosos, para que podáis controlaros a vosotros mismos, vuestra lengua y otras cosas. Tenéis que controlaros, tener un absoluto control sobre vosotros mismos. De nuevo, que Dios os bendiga.
¡Por favor, meditad! ¡Cerrad vuestros ojos, cerrad los ojos! Simplemente cerrad los ojos y poned ambas manos hacia mí. ¡Poned vuestra atención en el Sahasrara!, simplemente poned la atención en el Sahasrara. Vosotros estáis en mi Sahasrara, todos vosotros estáis ahora mismo ahí. ¡Poned vuestra atención en vuestro Sahasrara! No hay pensamientos, nada. Simplemente poned vuestra atención en esto, ascended hasta este punto. No es ningún teatro, ni nada artificial, es un hecho real. Todas las debilidades han de ser dejadas atrás. Seamos gente fuerte con fuertes valores. Con dignidad y sobriedad…
Silencio, absoluto silencio interior, no es necesario hablar demasiado. Demasiada palabrería o hablar frívolamente no son apropiados. ¡Sentid en vuestro corazón vuestra propia dignidad, vuestra propia gloria; la serenidad de vuestro comportamiento! Todos vosotros sois santos, santos de una gran calidad, de una calidad muy elevada. No sois gente ordinaria.
¡Poned vuestra atención en vuestro Sahasrara! Si viene algún pensamiento, decid: “¡No soy esto, no soy esto, no soy esto!” Que Dios os bendiga.
Me gustaría ver en algún momento a todos los grupos, uno a uno, a todos los líderes y también a algunas personas que quieran verme. Vamos a tener matrimonios, todo lo realizaremos aquí y funcionará muy bien. Pero no saltéis a ello de inmediato. Hacedlo con sobriedad, con la comprensión de que estos matrimonios solo son para que tengáis hijos de una gran calidad. Lo segundo es que esto ha de ser auspicioso; es simplemente para limpiar todo lo que podáis tener de inauspicioso. Espero que todos gocéis ahora de vuestra altura, que gocéis de vuestra gloria y de vuestro noble trabajo. Que Dios os bendiga.
Me gustaría ver a aquellos que tengan algún problema con los matrimonios. Pueden venir a verme los que tengan algún problema con ello. Dani, ¿les has dado las cosas que tenías suyas? ¡Muy bien!
Cualquier otra persona que tenga algún problema, por favor, que venga a verme -no hay ninguna barrera para ello. Pero tenemos que hacer algo muy grande: ¡Debemos salir de todo esto, debéis comprenderlo! De modo que podamos gozar de nosotros mismos mucho más, desde esta altura que hemos alcanzado, así que, ¡mantenedla!, ¡mantenedla!
Que Dios os bendiga.
Muy bien, aquellos que quieran verme por cualquier razón particular pueden hacerlo, especialmente aquellos que tienen problemas con los matrimonios o cosas así. Y los que aún no tienen matrimonio fijado también pueden venir a verme.