Diwali Puja, Shri Lakshmi y el dinero

(Portugal)

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Diwali Puja

Portugal 2-11-1997

Hoy nos hemos reunido aquí para adorar a Shri Lakhsmi. En India, durante el Diwali, se venera a esta deidad para celebrar la muerte del rakshasa Narakasura y el momento en el que Lakhsmi sale de las aguas del mar. Ella es la Diosa del bienestar y la prosperidad. Nos protege y nos llena de bendiciones. Muestra su humildad al reposar sobre un loto, y su benevolencia al no presionar a nadie. Estos son los símbolos de Shri Lakhsmi, pero en estos tiempos también es una parte de Mahamaya. Cuando la gente consigue sus favores (riqueza, dinero), no entiende que Ella es su Madre y que ha de ser respetada. El poder de Lakhsmi ha de usarse con buen juicio, como si estuviésemos sobre un loto y tuviéramos que evitar caer en las aguas en las que podríamos ser devorados por todo tipo de criaturas. Cuando las personas hacen un uso incorrecto de los poderes de Shri Lakhsmi, la destrucción y la muerte se apoderan de ellas. Debéis manteneros sobre el loto, es decir, tenéis que evitar caer en las trampas de la maya. En sánscrito y en nuestros idiomas Lakhsmi significa maya. Cuando alguien gana mucho dinero, se dice: “ha ganando mucha maya”. Pero esta maya gasta sus bromas. Si la salvación estuviera en el dinero y la prosperidad, no habría problemas en el mundo, pues los ricos siempre se arruinan. Y si no ellos, sus hijos o sus nietos.

El principio de Lakhsmi no está asentado por completo en nuestro interior. Es tal la atracción que sentimos por las cosas que si alguien se compra un buen coche, la gente piensa: “¡Qué gran persona es!”, aunque no por ello va a ceder su coche a nadie. Igualmente sienten una profunda admiración por aquellos que poseen grandes edificios y fastuosas mansiones. “¡Cuánto dinero tiene este hombre!”, dicen. Esto es el Kali Yuga. Se sienten fascinados incluso por la ropa. Admiran el corte y el estilo de determinados diseñadores. Por ejemplo, en Inglaterra hay un lugar llamado Seville Row, en el que si se quiere comprar un traje, se ha de pagar hasta 3.000 libras por él. Y la gente es tan estúpida que si lleva un traje de Seville Row, lucirá la marca por fuera para que se vea. Toda esta tontería se está extendiendo por todo el mundo. No tiene sentido esta locura por la ropa ni el estilo de vida que llevan. Ocurre lo mismo con los bancos suizos. El Lakhsmi Tattwa de la banca suiza nos está enseñando ahora sus dientes. Ya habréis podido leer lo que les está sucediendo; están temblando, no saben lo que pasa. Esta gente ha llegado incluso al extremo de cobrar sus deudas con los dientes de oro de los judíos. Han ido demasiado lejos. Durante el servicio militar se les dice: “¿Quién va a conquistar este país?” Ni siquiera Napoleón lo hizo. Sin embargo, han dado sus razones para mantener allí su armamento. ¿Quién les va a atacar? Pobre gente, qué ego tan grande tienen. Sin embargo el ataque les ha llegado y es tan serio que les puede destruir por completo.

No obstante, deberíais observar que los que caen en este tipo de cosas son los criminales, los mentirosos, los adhármicos. Algunos son capos de la mafia, otros gángsters, estraperlistas o contrabandistas. Hoy en día son muchos los que actúan en contra del principio de Lakhsmi. En cierta ocasión un hombre fue expulsado de Sahaja Yoga porque intentaba dominar a todo el mundo. Dijo: “¡Mejor para mí!” “¿Cómo puede ser?”, me decía a Mí misma. Cree que se está haciendo muy rico, pero todo el dinero que ahora gana lo consigue del contrabando. Ese está siendo su trágico fin y su muerte.

Es tal la atracción del hombre por el dinero, que llega a perder todo sentido de decencia y toda consciencia de los valores más elevados. Supongamos que un hombre muy bueno y amable, consiguiera más dinero del necesario, haciendo algo ilegal, enseguida comenzaría a despreocuparse de su madre y de su padre, de sus hermanos y hermanas, de todo el mundo. Esto demuestra que ,en esa circunstancia, Lakshmiji se convierte en un demonio/bhoot, y que todas sus bendiciones se transforman en un desafío para la dignidad humana. En países como América, que es la tierra de Shri Krishna porque Él es Kubera, he visto que la gente no tiene dinero. Todos son pobres, están endeudados. Muchos hindúes emigraron allí y no pueden regresar a la India. “¿Por qué?”, les pregunto. “Porque estamos endeudados” “¿Y eso?” “Es que el banco nos da créditos, podemos comprar de todo y conseguimos mejor calidad de vida”.

Así que se compran tres Mercedes. Es absurdo, no tiene sentido. “Deberíamos tener algún Rolls Royce”, dicen. ¿Para qué? ¿Qué conseguís con ello? Ahora están asustados con el tema de la bolsa. Está saliendo a la luz toda esa farsa y esa gran mentira que habían montado. Y nada de eso tiene que ver con Lakshmi, porque Ella ha de proporcionaros dignidad, prosperidad y respeto. Creo que en un principio los americanos lo entendieron y se hicieron filántropos, es decir, personas que dan dinero a la gente. ¿Y a quién se lo dieron? A todos aquellos que trajeron de Sudáfrica. Al principio llegaron los jóvenes, y después gente de todas las edades. Se hicieron muy ricos, siguiendo esa filosofía de ganar mucho dinero. Pero, ¿qué ha ocurrido con su sabiduría?

¿Cuál es la razón para que una persona que ha recibido una bendición de Lakshmi se vuelva tan rara y estúpida y, en última instancia, termine su vida tirada en la calle sin nadie que la quiera ayudar? ¿Cuál es la diferencia entre Lakshmi y el dinero? Es verdad que Ella os lo da, pero una vez que se tiene, hay que ver qué se hace con él. Es algo muy sutil que debéis entender. En la India, si dais, por ejemplo, cien rupias a un sirviente, inmediatamente se irá a beber a cualquier sitio. Se lo gastará en bebida, de la más fuerte. Ni siquiera vuestro vodka es tan fuerte como los licores que hacen en la India. Se les llama Hatbati, que significa “hecho con las manos”. El dinero que les deis sólo servirá para arruinar su vida totalmente. Se les ha ofrecido Lakshmi, pero ¿qué le ocurre a Ella? Su forma cambia a otra tan horrible, que les arruina por completo.

Por tanto, debemos entender cual es la manera adecuada de usar el dinero (Lakshmi). Supongamos que voy de compras y veo algo bonito, pensaré “esto sería ideal para tal sahaja yogui”, o bien, “esto nos vendría muy bien en el ashram”. La mente empieza a funcionar de forma más social y colectiva y deja de ser tan individualista.

Por ejemplo, en cierta ocasión fui a Rajastán y allí vi tanta arena como en el desierto, con enormes dunas. La población se moría de hambre, así que dije: “¿Cómo podríamos conseguir dinero para esta gente?” Les propuse poner en marcha una factoría en la que se fabricara ese cristal irrompible que se hace en Francia y que es tan barato. Aunque no es así en la India. Allí, si visitáis a algún rico, os ofrecerá té en estos recipientes irrompibles. Creen que es elitista y están muy orgullosos de ello. Por eso dije que si hacíamos estos objetos en la India, esta pobre gente podría ganar lo mínimo necesario para vivir en mejores condiciones.

En otra ocasión visité la cooperativa Varna. Como sabéis, es una distribuidora de leche fundada por un discípulo de Ghandi. La cooperativa ganó mucho dinero y su dueño comenzó a repartirlo entre los que trabajaban allí. El nunca había visto tanto dinero. Vino a Mí, se postró ante mis pies y dijo: “Madre, ¿qué debería hacer? Estoy muy descontento con la cooperativa. Hay prostitutas que han llegado de Bombay y esto se ha llenado de horribles costumbres traídas de allí. Los trabajadores fuman constantemente y toman drogas.” “¿De veras?”, le pregunté. “Sí”, me dijo; “donde hay dinero, hay drogas, los niños se están volviendo inútiles, no quieren estudiar e incluso pegan a sus padres. Esto no era lo que quería Ghandi. ¿Qué ha ocurrido?” Se echó a llorar y añadió: “Es la maldición del dinero”.

¿Cómo puede ser que Lakshmi se convierta en una maldición? Sin embargo, así es, y sucede en el Nabhi, en su parte central. Es extraordinario ver cómo funciona el Nabhi. Cuando éste no está bien, comemos y comemos sin parar hasta que algún bhoot entra en nuestro Nabhi para continuar engullendo con nosotros. Entonces podríamos llegar a comer más que ningún otro ser humano, exceptuando a la gente rica. Y como resultado, desarrolláis una ciencia importante, lo que se conoce por “etiqueta”,

Con esto no pretendo herir a nadie. No me importa si coméis mucho. Pero hoy celebramos el Diwali y por eso os cuento estas historias tan interesantes.

He ido a cenar con diplomáticos franceses en muchas ocasiones. Mi marido y Yo no bebemos alcohol. En cierta ocasión, estuvieron discutiendo durante cuarenta y cinco minutos lo que iban a tomar. Pensaron en lo que habían bebido el día anterior, y el anterior, y decidieron que debían cambiar. Al final, eligieron unas bebidas, una distinta para cada uno. Pero resultó que no había de algo que habían pedido, y empezaron a gritar: “¡No puede ser que no lo tengan!” Dios mío, tres cuartos de hora decidiendo qué beber. Esta es la etiqueta francesa. Mi marido y Yo no sabíamos qué hacer. Éramos los invitados principales y ahí estábamos, viéndoles discutir. Pensamos que era mejor irnos de allí. Al final pasamos a la comida. Son tan especiales: me gusta esto, me gusta aquello…; son peor que los hindúes, de verdad. Por fin encontraron algo apetecible, pero cada uno, una cosa diferente. Los camareros no paraban de mimarles el ego: “¡Oh!, lo que han elegido es lo mejor” y bla, bla, bla. Cuando nos empezaron a servir trajeron un plato con queso. Su olor era repugnante; no lo podíamos soportar. Mi marido les dijo: “Hoy es nuestro día de ayuno”. “¿Por qué?”, le preguntaron. “Como saben, en la India es tradicional ayunar en algunas ocasiones, y hoy es uno de esos días”. Sin embargo, me dirigí a él y le dije: “Hoy les dices que es nuestro día de ayuno, pero hemos de asistir a muchas cenas, ¿qué harás entonces?” “A cualquier sitio que vayamos es mejor decir que estamos de ayuno”. ¡Qué queso tan horrible trajeron! Empezaron a alardear de sus quesos. Decían que tenían unas doscientas clases distintas. Les pregunté: “Doscientas clases… ¿y de dónde sacáis los que huelen tanto?” Respondieron: “Esos quesos son la perfección francesa!” Así que les dije: “¿Qué clase de perfección es esa?” En ese momento me empezaron a saltar las lágrimas. Mi marido me preguntó: “¿Por qué estás llorando?” “No lloro, pienso en lo que le puede pasar a esta gente. ¿Dónde acabarán? Incluso si van a parar al infierno ¡los echarán de allí por el olor a queso!”

Después me enteré de cómo habían aparecido estos quesos. Se produjo una gran ola de frío cuando, dentro de una cueva, había grandes recipientes de leche. Nevó durante veinte días y la gente se olvidó por completo de la leche. Un año más tarde descubrieron que de la cueva salía un olor extraño. Fueron allí y vieron que la leche se había transformado en queso. Aquello supuso el principio del fin. Antes no se debía comer nada que hubiera quedado del día anterior; y sin embargo ahora se puede mantener dos o tres días en el frigorífico. Pero no podía entender que ese queso fuera, tal y como me dijeron, tan viejo. “¿De veras?”, les pregunté. De hecho, lo venden por lo viejo que es. Lo mismo ocurre con sus vinos, cuanto más añejos, más caros son. Si tienen doscientos años, costarán doscientas veces más. Es realmente perjudicial ( por no decir diabólico), comer y beber cosas así.

Cuando Lakshmi cae en manos de los bhoots, penetra en la mente de las personas que quieren ganar dinero y explotan a la gente más pobre y a los países más oprimidos. Su único afán es conseguir más y más dinero, aunque sea saqueando y robando. Cuando los ingleses llegaron a la India, no sabíamos que solían dejarse sobornar. Si se les visitaba el día del Diwali, sin ningún regalo, decían: “¡Venga, la propina!” Se les tenía que regalar algo. Les encantaba el licor del país. Nunca supe nada de esto hasta que nombraron a mi marido recaudador de ofrendas, y entonces me enteré de que en aquella casa, de más de cien años, había montones de botellas de licor del país guardadas desde el primer día. Podíamos haberlas mandado a Inglaterra para venderlas allí. Hubiera sido una buena idea.

En definitiva, cuanto más viejo mejor. Creo que Lakshmi envejece y muere, y en su lugar surge una A-Lakshmi. A-lakhsmi significa tener riqueza pero carecer de las cualidades que una persona con dinero debería tener. Esta A-Lakshmi hace que uno se vuelva miserable, que no quiera ayudar a sus hermanos y hermanas, ni dar dinero a nadie. Y si se da algo es para falsos gurus y para gastarlo en lo que no está bien. La persona se hace tan arrogante que se comporta y camina como los caballos. Ya sabéis cómo andan los caballos, con mucha altivez, pero no creo que ellos tengan ego. Es difícil saber por qué este tipo de personas se comporta así.

Os voy a poner un ejemplo. Hubo un señor que empezó un negocio aeronáutico en la India. Creo que se llamaba “Majidhia” o algo así, no estoy muy segura. Mi nieta y mi nieto político les conocieron. Se trataba de unas personas que andaban y hablaban de una forma muy peculiar; no se les entendía. Cuando fueron a hablar con ellos les dijeron: “Nosotros fundamos “Majidhia”. Mi nieta preguntó: “Y, quién es Majidhia?” Se quedaron estupefactos y le gritaron: “¡¿Qué no sabes quiénes somos?! ¿Acaso no lees los periódicos?” Mi nieto político les respondió: “Yo sí los leo””. “Pues nosotros formamos Majidhia!”, le replicaron. “Y quiénes son esos?”, volvió a preguntarles. “¿No lo sabes?”, dijeron. “¿En qué clase de negocio estás metido? ¿Qué es esto?”, continuaron. Dijeron tantas tonterías que mis pobres nietos pensaron que, si iniciar un negocio suponía desarrollar un comportamiento tan arrogante e indecente que le impidiera a uno relacionarse con la gente de forma adecuada, entonces era mejor no tenerlo. Pasado un tiempo oí que su negocio estaba en quiebra; había resultado un tremendo fracaso

Por tanto, tenemos que darnos cuenta de que Lakshmi también nos conduce a cosas equivocadas. En primer lugar nos hace personas egoístas. Sorprende mucho ver cómo una persona normal, de repente, se convierte en alguien totalmente arrogante. Y puede que incluso gane el dinero apostándolo en carreras de caballos.

Alrededor de Lakshmi se encuentra la valencia del Dharma. Si cruzáis los límites del Dharma, podéis llegar a hacer cualquier cosa amoral, adharmi; simplemente os desviáis del Dharma.

Ya os he comentado en muchas ocasiones, que los seres humanos poseen diez valencias. Pero además hay muchos Dharmas que nos rodean y protegen como los ángeles. El primer Dharma es el amor hacia la humanidad. Después se inicia una secuencia de Dharmas que comienza con “Shri” Dharma. Es el Dharma de la mujer: nos enseña cómo ha de vivir, casarse y cuidar de sus hijos, cuál debería ser su comportamiento. Todo esto constituye el “Shri” Dharma. Después está “Patni” Dharma, el Dharma de la esposa. Cuando actúa bajo sus leyes resulta muy bella, pero si las abandona, se convierte en una prostituta.

Después está el “Pathi” Dharma, que indica cómo debería ser un marido, cuál debería ser su comportamiento hacia la familia, cómo tendría que prestar atención a su mujer, a sus seres más queridos y a todas las personas con las que se relaciona (Parivaras). Pero más allá se encuentra el “Satya” Dharma, es decir, el Dharma de la Verdad: en qué medida buscamos la Verdad. Luego nos encontramos el “Khala” Dharma, el Dharma de la creatividad. Todo lo que hoy día se crea en el mundo en nombre del modernismo no obedece en absoluto al “Khala” Dharma. No sé que clase de creatividad puede haber en la mente de personas interesadas únicamente en el dinero.

También existe el “Rajkarana” Dharma, el Dharma de lo que denominamos la política. Sin embargo, este Dharma se va diluyendo conforme la clase política cae en la corrupción, los sobornos, la lucha y la competitividad.

Igualmente el “Shikhshada” Dharma representa el ideal en la educación. Todos estos dharmas poseen un principio que hemos de mantener, de lo contrario podemos caer del loto, como ocurre en algunos casos. Después está el Rashtra Dharma, que representa el país de cada uno. Si es necesario hay que luchar por él, pero no hemos de ser agresivos hacia otros países. No se trata ni de dominar a nadie, ni de desprestigiar el propio país.

Es importante que , vosotros, sahaja yoguis, mantengáis estos principios, pues ya os encontráis sobre lotos. No soléis tener los problemas que hemos mencionado. Muy de vez en cuando, se da el caso de algunas personas que se comportan de forma extraña, pero en general, vuestro Lakshmi tattwa está mejorando. Tendréis algunos pequeños problemas aquí y allá, pero si tuvierais Lakshmi y no hubiera problemas, Ella no os valoraría tanto. Sin embargo, Lakshmi no es la causa de vuestro desequilibrio. Tenéis que ser personas muy equilibradas ya que vuestro paso siguiente es MahaLakshmi, desde donde comenzáis la búsqueda y os convertís en buscadores. Vais más allá del principo de Lakshmi y entonces empieza a hacerse presente en vosotros el principo de Mahalakshmi.

En los países occidentales ha comenzado la fiebre consumista. Un sahaja yogui hindú casado con una norteamericana, me explicaba cómo funcionaba esto del consumismo: “En una ocasión di dinero a mi mujer para que me comprara dos camisas, porque no tenía ninguna. Así que fue y compró cinco faldas. Le pregunté: “¿Por qué las has comprado si ya tienes muchas?” “Porque con ese dinero podía comprar cinco faldas en lugar de dos camisas, y eso fue lo que hice”, contestó ella. Entonces le dije: “Sí, pero yo no puedo llevar faldas”. Madre ¿cómo podría corregirla? Le dije “Dile que Yo le quiero comprar unas faldas para ella, y vas y con ese dinero te compras cinco camisas”. Entonces se dará cuenta de que el dinero que se da para un propósito determinado, ha de gastarse en ello.

Yo me guío por este principio tan sutil porque no entiendo nada en términos de dinero. Cuando tengo dinero lo que hago es hacer paquetes. Este paquete para esto, este para esto otro, etc. Pero no llevo las cuentas, ya sabéis que soy muy mala para eso. Las lleva otra persona. Si gasto el dinero de un paquete por alguna emergencia ,lo renuevo otra vez. Así siempre tengo dinero para lo que quiera comprar; pero no para gastarlo en Mercedes, Rolls Royces, ni nada de eso, sino para un propósito determinado.

Así que cuando vayáis a una tienda y veáis algo que os guste, no lo compréis, porque el dinero que llevaréis probablemente no estará destinado para eso en particular. Para los sahaja yoguis es muy fácil utilizar el dinero con respeto, no compréis cualquier cosa. Aparte de eso, mi naturaleza es espontánea. En una ocasión fui a Frankfurt y los yoguis me dijeron: “Madre, hay una tienda de relojes muy buena”. Tenía que comprar algo para mis yernos, así que fui allí y encontré unos regalos preciosos. Sin embargo, no había guardado dinero para comprar un reloj, pero dije: “Debo comprarlo”. Resultó que uno de ellos era una pieza única, de esas que ya no se pueden conseguir. Lo supe gracias a mi naturaleza, y mi yerno, a pesar de ser rico y no tener ningún problema económico, estaba emocionado, muy emocionado, me decía “es demasiado especial, es algo único”. Después salió un artículo sobre ese reloj en particular y se lo quedó.

El dharma consiste en que aquello que compréis tenga un valor por sí mismo. ¿Cuál es ese valor? Cuando queráis adquirir algo, no lo hagáis porque sí, es decir, no compréis faldas cuando necesitéis camisas. Deberíais comprar aquello que tuviera un valor artístico o un valor especial.

Por ejemplo, este sari que llevo ahora tiene un valor especial, y no es porque tenga un dibujo muy bonito esté hecho a mano, sino porque está confeccionado en un lugar llamado Paithan. Paithan era la capital de un reino que perteneció a mis antepasados Shalivahanas. Estos saris se confeccionaban allí y solían ser muy baratos. Ahora son muy caros. Su valor reside en que aquellas personas eran gente muy honesta y religiosa; se les llamaba Shalivahanas porque solían ofrecer chales a la Diosa. Su reino se extendió por muchas partes, e incluso existe un calendario con su nombre. Sin embargo, lo que llamaba la atención era el tipo de vida que llevaban. Eran muy generosos, construyeron hermosos templos y bellos rincones para que la gente descansara cerca del río. Además Rama y Sita visitaron ese lugar cuando viajaron a Dhandakharana. Allí hay un pequeño río donde se bañó Sita. Es una zona preciosa, llena de luz. Redecoraron todo con escenas de lo que Rama había hecho, siguiendo la corriente artística denominada Rajput.

También edificaron allí un hermoso templo, junto a una pequeña corriente de agua. Había un gran monumento, un “Pindha”, dedicado a Shri Mahadeva, y una estatua antiquísima de Parvati. No sé si la erigió Rama ó mis tatarabuelas. La belleza de ese lugar, reside en que muestra cómo Sita solía adorar a Mahadeva. El agua brotaba espontáneamente y fluía hacia una corriente donde Sita solía recogerla y ofrecerla al “Pindha”. Las personas que construyeron ese hermoso templo debieron ser muy profundas. En la India hay muchos templos de ese estilo. Los edificaron las personas ricas que creían que serían bendecidas si gastaban el dinero en eso.

Adquirí un terreno cerca del río Neera. Así me llamaban en casa, Neera. Lo compré por que sí, sin pensar, y luego me dijeron que en un tiempo estas tierras pertenecieron al Guru de los Shalivhanas, llamado Shandhilya, y que allí había levantado su ashram.

Y Yo, sorprendentemente, había comprado esa tierra. Más adelante apareció en un periódico un artículo acerca de todo lo que se sabía de ese lugar. En él había orado el mayor devoto de Shri Vishnu, Pralahd. Debéis haber oído hablar de Pralahd. Su madre estaba casada con un horrible rakshasa llamado Hiranyakashapu. Indra le ayudó a escapar de allí y la llevó a la casa del Guru Shandhilya. Este le dijo a Indra que no se preocupara más por ella, que él la cuidaría y que el hijo que iba a tener conseguiría el Avatara de Narasimha. Narasimha representa el hombre y el león. Indra le dijo: “¿Cómo puede ser eso?” Le respondió: “ Porque está escrito”. Finalmente el bebé nació y hasta los 5 años jugó en esa tierra que ahora he comprado. Yo no sabía nada de esto, y me sorprendí mucho al saberlo. Cuando el niño creció, a los 5 años, tuvo que volver con su padre, quien intentó torturarlo y matarlo. Pero el pequeño Pralahd estaba protegido, y Shri Vishnu se apareció como Narashima, es decir, con forma de león y de ser humano a la vez y mató a Hiranyakashapu. Y pensar que un hecho como este aconteció hace miles de años en esta tierra que ahora he comprado. En ese lugar hay también un templo maravilloso construido por la gente de Maharastra hace trescientos años.

La historia cuenta que Pralahd se introdujo en los sueños de los que querían construir el templo; les dijo que El ya había hecho la estatua de Narashima y que estaba en la orilla del río Neera (imaginaos, el nombre del río es también el mío). Caminaron por sus riberas y encontraron la estatua de arena cerca del templo. Fue un milagro. La cogieron y la llevaron hasta allí, donde aún hoy se puede visitar. También dicen que de lo alto brota un riachuelo, estrecho como un dedo. ¡Dios sabe como¡.

Ved el valor de ese dinero recaudado para construir ese templo. Sin embargo, deberíais entender que el valor no está en el dinero en sí. ¿Cuál es entonces el valor de las cosas ? Cuando queréis regalar algo a alguien, el valor auténtico reside en los sentimientos que hay en vuestro corazón, y ese valor es la verdadera Lakshmi.

Por ejemplo, cuando construís una casa su valor reside en los planes que tenéis y en lo que hacéis, en la idea que hay detrás y en lo que intentáis expresar a través de esa casa. Debéis usar el poder de Lakshmi para obtener un valor, pero no para conseguir dinero o para alardear. La superficialidad con la que tratamos el dinero es como un cristal vulgar. Pero si dentro del cristal ponemos mercurio, entonces apreciaréis que tiene un valor. Cuando compréis algo, pensad cuál es su propósito, por qué lo estáis comprando. Esto determinará su valor.

Como la última vez que vine a Portugal y dije:” Este año compraremos Terracota” aunque es muy cara. Dije: ”Ese es el precio” Quería comprar Terracota porque en Portugal hay muchísima. Fuimos a una fábrica; estaba bastante lejos y nadie podía encontrarla. De repente. Dije: “Está aquí, id y mirad”. Al final compramos la Terracota. Sin embargo, durante el viaje de vuelta les dije: “¡Parad, parad aquí¡”. Había una tienda en la que encontramos prendas de algodón muy bonitas. Tenía que comprar unas cosas para algunos sahaja yoguis de la India y de Cabella. Compré muchos artículos de algodón de gran belleza. “Gracias a Dios que el problema de los regalos para India ya está resuelto”, les dije. Todo el mundo estaba sorprendido de que de repente, en un lugar en el que nunca había estado antes, Madre hubiera encontrado tantas cosas. Todo esto tenía un valor, pues Yo quería regalar algo a los sahaja yoguis hindúes.

Lakshmi crece dentro de vosotros cuando apreciáis de verdad su valor. La señal de que una persona es Lakshmipati está en que su casa es como un loto en manos de la Diosa, protege a aquellos que dependen de ella y da con su mano izquierda. Esta es la imagen de Lakshmi, y así es como se encuentra en vuestro interior. Cuando estas cuatro cosas se encuentran en equilibrio, sin condicionamientos y sin ego, entonces sois sahaja yoguis, mientras tanto no.

En el día del Diwali hemos de prometernos a nosotros mismos que todo lo que consigamos del principio de Lakshmi o por su bendición será algo que posea un valor. De este modo sabréis que habéis usado vuestro Lakshmi correctamente; entonces el principio de Mahalakshmi se fortalecerá en vuestro interior y ascenderéis rápidamente.

Hoy hemos de celebrar el puja a Lakshmi, y eso no significa que adoremos el dinero. El dinero es lo más peligroso que existe y creo que es el arma oculta de Lakshmi Devi. Si tratáis de aprovecharos de Ella, os atacará con ese arma. Si aún así no reaccionáis, volverá a atacaros. Tratará de hacer cualquier cosa para convenceros de que lo que estáis haciendo es absurdo. Y al final, si no sois capaces de corregiros, presenciará vuestra completa destrucción.

Por tanto, aunque Lakshmi os concede toda clase de bendiciones, no debéis dejaros engañar por su carácter de Mahamaya. Soy vuestra Madre y os he de advertir que tengáis mucho cuidado.

Muchas gracias.