Yo veo una montaña desde mi ventana,
levantada e imponente
como si fuera un antiguo sabio,
sin deseos y colmado de amor.
Tantos árboles y tantas flores,
saquean la montaña todo el tiempo.
Pero su atención no se perturba.
Y cuando la lluvia cae
y la nubes dejan caer sus aguas
como una multitud
de cántaros de cerámica
siendo apedreados a la vez,
se inunda la montaña
con un hermoso verdor.
La tormenta podría venir también,
atravesando rauda los cielos hasta aquí,
y llenar el lago con compasión;
y entonces los ríos fluyen montaña abajo
hacia el mar que los llama.
El sol creará las nubes y
los vientos llevarán con sus alas,
de hermosas plumas,
la lluvia, de vuelta a la montaña.
Esta es la pieza de teatro
o el juego eternos.
La montaña ve, observa.
Sin deseos.
Shri Mataji Nirmala Devi, 2002.